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EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA

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gran coalición a los socialistas, pero estos prefi-

rieron establecer un acuerdo de investidura con

los comunistas y la extrema izquierda gracias al

que configuraron un Ejecutivo monocolor.

Curiosamente, el otro país ibérico, España,

ha transitado por la misma vía: el Partido Popular

(PP) fue la fuerza más votada en las elecciones

de diciembre y propuso una gran coalición al

Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que

este rechazó, para finalmente ser encargado de

formar gobierno, abriendo a tal efecto negocia-

ciones con los liberales, la extrema izquierda y

los nacionalistas moderados.

No debemos olvidar que, tras las elecciones

al Parlamento Europeo de 2014, la UE está explí-

citamente gobernada por una gran coalición

entre populares, socialistas y liberales.

Explícitamente porque el presidente de la

Comisión, Jean Claude Juncker, reclamó su elec-

ción ante la Eurocámara presentando un progra-

ma negociado con esas fuerzas políticas que está

aplicando con un colegio de comisarios constitui-

do al 95 % por miembros de las mismas.

En ese sentido, el funcionamiento de la UE

se ve objetivamente beneficiado si los gobiernos

de los Estados miembros –luego presentes en el

Consejo Europeo y el Consejo– responden a un

esquema de gran coalición o, al menos, de coa-

liciones o gobiernos monocolores encabezados

por partidos de las tres tendencias que dirigen

políticamente Bruselas. Lo que, sin embargo, no

conduce a un mimetismo exento de contradic-

ciones y enfrentamientos, teniendo en cuenta

que frecuentemente los intereses nacionales

forman parte de una dinámica de toma de deci-

siones en la UE en la que no solo influyen las

tendencias políticas.

El eje izquierda/derecha sigue vivo

e importa

2015 ha visto nueve elecciones generales en la

UE: Reino Unido, Finlandia, Dinamarca, Polonia,

Estonia, Grecia, Portugal y España. En lo que lle-

vamos de 2016 han tenido lugar dos, Irlanda y

Eslovaquia.

En el eje izquierda/derecha, clave para deci-

dir

a posteriori

mayorías y equilibrios en el seno

del Consejo Europeo, cinco de esas elecciones

se han saldado con una victoria de los partidos

situados a la derecha. Se trata de la amplia vic-

toria de los conservadores de David Cameron en

el Reino Unido; de la mayoría absoluta obtenida

en Polonia por el partido ultraconservador

Derecho y Justicia; de Finlandia, donde el parti-

do populista Verdaderos Finlandeses ha entrado

en el gobierno en coalición con el centro-dere-

cha tras los comicios del 19 de abril pasado; y de

Dinamarca, donde en junio pasado el liberal

Lars Rasmussen se convirtió en Primer Ministro

con el apoyo de los populistas del Partido del

Pueblo Danés; y de España, donde el 20 de di-

ciembre el PP fue la primera fuerza política, con

una exigua mayoría relativa.

En Estonia, las elecciones del pasado marzo

dieron la continuidad al gobierno saliente de

gran coalición entre centro-derecha y socialde-

mócratas.

En el otro lado del espectro político europeo,

dos países han girado a la izquierda. Grecia,

donde Alexis Tsipras, del partido Syriza, es el

Primer Ministro, y Portugal, donde el socialista

Antonio Costa está al frente de un gobierno

monocolor, pero con el apoyo parlamentario ex-

plícito del Bloque de izquierdas y del Partido

Comunista.

Si en España hubiera un presidente de iz-

quierdas, el actual equilibrio izquierda/derecha

podría modificarse sensiblemente en la UE. Sin