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Introducción

Sesenta años después de la firma del Tratado de

Roma corren tiempos revueltos para la Unión

Europea y para su histórico proyecto de integra-

ción. Están en tela de juicio sus valores funda-

mentales, su legitimidad y su futuro. Se producen

cada vez más llamamientos a la renacionalización

del ámbito político y a la devolución de compe-

tencias a los Estados miembros, lo que en la prác-

tica está frenando el progreso de la integración.

Además, las sociedades de toda Europa se en-

frentan a la creciente amenaza que representa

el populismo, la demagogia y la xenofobia. Lo

que se consideraba de sobra superado gracias a

la integración cobra de repente nuevas energías

y amenaza con desintegrar aún más la Unión

Europea.

Con este panorama de fondo, tanto las insti-

tuciones europeas como los Estados miembros

se hallan ante la misión de desarrollar nuevas

estrategias para superar los sentimientos euroes-

cépticos y la fatiga de la integración, formulando

políticas concretas que no solamente se reflejen

en la macroeconomía, sino que generen ade-

más unos beneficios reales para los ciudadanos

de Europa. Esto implica la ardua tarea de encon-

trar un denominador común a los diversos inte-

reses de los diferentes países. Velando cada vez

más por las vidas y sentimientos de las personas,

es esencial que el proyecto europeo vuelva a en-

contrarse con la vida cotidiana de sus ciudada-

nos, hallando un ámbito que afecte a todos y

cada uno de los ciudadanos de toda la Unión.

Tal como nos muestra la historia europea, la in-

tegración siempre ha tenido éxito cuando se ha

centrado en un proyecto o ámbito de política

prioritario.

También, de alguna manera, entronca bien

con el mito fundacional de la Unión Europea

empezar por las fuentes de energía y poner en

común esas competencias, tal como hicieron los

seis países fundadores en los años cincuenta del

siglo

xx

. Con este principio en mente, el presi-

dente Juncker anunció la Unión Europea de la

energía, en la que determinó cinco dimensiones

clave que pudiesen integrar las inquietudes

de todos los Estados miembros: 1) seguridad,

La Unión Europea de la

energía: ¿más integración,

o seguir como siempre?

Philipp Fink, Antoine Guillou y Robert Schachtschneider