El Estado de la Unión Europea - El Parlamento Europeo ante unas elecciones trascendentales

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 22 Y el Gobierno ha apostado con acierto por una línea europeísta proactiva que está permi- tiendo identificar el interés español con el inte- rés europeo como fórmula de éxito ya probada en numerosas ocasiones en el pasado, desde 1986. Aunque pocos lo hayan citado, la acerta- da táctica del Ejecutivo sobre Gibraltar con mo- tivo del brexit ha sido un buen ejemplo de ello. ¿Con quién interpretar ese papel protago- nista en la Unión? En primer lugar, con Alemania y Francia, for- mando una vanguardia de propuesta y actua- ción en todos los terrenos y ocasiones posibles. Luego, buscando el liderazgo mediterráneo una vez que el Gobierno italiano de Conte, Di Maio y Salvini ha abandonado su tradicional po- sición europeísta. Además, permaneciendo activamente en el frente de la cohesión, más allá de si España pasa a ser o no contribuyente neto al presupuesto comunitario, algo que ni política ni financiera- mente debe rebajar la apuesta por la política estructural. Finalmente, España tiene que convertirse en un defensor de referencia de los principios, va- lores y derechos europeos, del modelo demo- crático y social que caracteriza a la construcción comunitaria. España y el futuro de Europa: razones para apostar por una unión política federal Sobre esa base, ¿cuál puede ser la visión españo- la sobre el futuro de Europa, tema objeto de una cumbre informal de la UE el 9 de mayo en Sibiu y a debate desde que la Comisión Europea lanzara su libro blanco con los famosos cinco escenarios? España debería proponer convertir el nuevo ciclo institucional que, por definición, abrirán las euroelecciones de mayo de 2019 en un nuevo ciclo político europeo, algo que, obviamente, no es lo mismo. Un nuevo ciclo político en el que plantear como objetivo máximo culminar la unión políti- ca, económica y social, dotando a la UE de una Constitución. Y objetivo que puede luego irse graduando a lo largo del tiempo y a través de fórmulas como las diferentes velocidades o la geometría variable. A España le conviene que la UE, en tanto que democracia supranacional, siga fortaleciéndose. Ello realzará su peso internacional y permiti- rá combatir los fenómenos nacionalistas exclu- yentes con garantías de éxito a partir de un prin- cipio fundamental de la UE, a saber, que la fuente de legitimidad de la Unión procede de sus Estados, representados en el Consejo, y sus ciudadanos, representados en el Parlamento. En cuanto a la eficacia de la Unión , España se sentiría a gusto con la ampliación de la toma de decisiones por mayoría cualificada (una vez que ha vuelto a comprobar su capacidad para formar alianzas en positivo) y con la ampliación del pro- cedimiento legislativo ordinario a nuevos campos. En el terreno económico y social, la crisis ha hecho patente de forma desgarradora para España y otros socios la imperiosa necesidad de que la Unión cuente con un Tesoro propio, un presupuesto suficiente, un presupuesto de la eurozona, la armonización fiscal, una unión bancaria completa (incluyendo un fondo de garantía de depósitos), así como un salario mí- nimo y un seguro de desempleo complementa- rio europeos. Sin olvidar una renovada y efec- tiva política común de asilo y refugio y, de una vez por todas, una auténtica política de migra- ciones. España también se vería beneficiada de un fortalecimiento de las políticas exterior y de defensa, teniendo en cuenta su situación e inte- reses geoestratégicos.

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