El Estado de la Unión Europea - El Parlamento Europeo ante unas elecciones trascendentales

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 46 conservar y lo que debe cambiar. La libertad y la conciencia social, es decir, la ciudadanía activa y la cultura de la paz, son fundamentales. Y en esto la memoria común es la fuente de enseñan- zas y de sabiduría. ¿Qué hacer en este mundo de todos los peligros? Lo que está en causa es la defensa intransigente de la diversidad, del plu- ralismo y garantizar la separación y la limitación de poderes. Por eso la representación ciudadana y su participación son las dos caras de la misma moneda. Pierre Rosanvallon nos recuerda que el populismo cunde cuando lo que dirige la acción política son los sentimientos de rechazo y no los de adhesión. Se trata pues de comprender la necesidad y fuerza de la mediación, una media- ción en la que quepan todos. Esto es lo que cla- man todos aquellos que se sienten capaces de intervenir pero carecen de voz. Más allá de la representación, tiene que haber una responsa- bilidad permanente, que implique la rendición de cuentas y la legitimidad del ejercicio del po- der. Solo la legitimidad de este ejercicio permite que se articule la representación con la partici- pación. Así, un nuevo tipo de contrato social debería partir de esta idea y de que se concrete en la práctica. Es preciso que se puedan rendir cuentas y que se sea responsable ante las gene- raciones tanto presentes como ante las futuras. El modelo social demócrata no está agotado, siempre que sea consciente de que no es el mer- cado el único garante de la satisfacción de las necesidades humanas. Es importante que recor- demos y retengamos la lección de Mário Soares, que permitió consolidar la democracia portu- guesa fuera de una alternativa estática, abrien- do horizontes, garantizando la síntesis entre la libertad individual, la solidaridad y la regulación del mercado y el control del poder económico por el poder democrático. El Estado era para él el catalizador de las iniciativas sociales, de la co- hesión social, de la sostenibilidad, del pluralis- mo, la laicidad y la defensa del bien común. Desarrollo y emancipación personal y social La ecuación del desarrollo portugués depende de factores tanto internos como externos. Nuestra integración en el espacio europeo es fundamental, pero no se puede por menos que destacar que los dos Estados ibéricos, Portugal y España, son elementos esenciales para vida y relevancia de la Unión Europea y del espacio at- lántico, así como por su vínculo con el mundo global. Si bien Europa es fundamental, es preci- so comprender que existe también una geome- tría variable que hay que tener en cuenta. ¿Cómo extraer beneficios de la plataforma con- tinental y de nuestras potencialidades marítimas sin que existan joint ventures inteligentes tanto en el Atlántico, en el Extremo Oriente, en África y en las Américas, y hasta en el norte de Europa? Es importante, partiendo de la integración euro- pea y del euro, reforzar esta posición con mejo- res instituciones mediadoras y verdaderamente representativas. Reforzarla con más educación, ciencia y cultura, con más fijación de la riqueza (y no solo con su “transporte”) y con más inver- sión. La libertad y la igualdad libre deberán, de esta forma, consolidar una democracia madura, una ciudadanía incluyente, combatiendo la ex- clusión y evitando las desigualdades injustas. En vez de hacer concesiones a un Estado productor y dirigista o al mero utilitarismo mercantil, de lo que se trata es de reforzar la emancipación per- sonal y social.

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