El Estado de la Unión Europea - El Parlamento Europeo ante unas elecciones trascendentales

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 66 los ciudadanos, respondería ante ellos, y sería realmente independiente de los Estados miem- bros. Para conseguirlo sería necesario que las instituciones europeas, es decir, la Comisión Europea, contando con el poder de codecisión del Parlamento Europeo y el Consejo, tuvieran la capacidad de implementar impuestos directos e indirectos al menos en un porcentaje determi- nado de los presupuestos, que iría aumentando progresivamente hasta que la financiación fuera completamente independiente de los Estados miembros. Entonces la Comisión Europea ten- dría un verdadero poder, y sería un poder real- mente europeo. Por otra parte, los presupuestos actuales de la UE, poco más del 1 % del PIB conjunto, son ridículamente bajos si hablamos de políticas eu- ropeas en sentido federal. Absolutamente insu- ficientes para llevar a cabo una política social europea, con garantía última, por ejemplo, del seguro de desempleo o del salario mínimo, que tendrían un enorme impacto en la percepción ciudadana de la utilidad de la Unión, o de inver- siones importantes (y anticíclicas) en infraes- tructuras o en I+D+i, o para promover una au- téntica convergencia económica y social entre los Estados miembros, requisito imprescindible de la unidad. Para hacernos una idea, un país federal bastante descentralizado, como Estados Unidos, dedica al Gobierno federal un 16 % del PIB (aunque el 20 % de esa cantidad se dedica a defensa). El manifiesto Piketty habla de un presupuesto europeo del 4 %, mientras el Grupo Spinelli menciona el InformeMacDougall, que predijo ya en 1977 que la UEM requeriría un presupuesto de un 5 % del PIB. Este parece un porcentaje razonable para una Europa fede- ral, al menos mientras no tenga competencias en defensa. Naturalmente, debería ser conside- rado un objetivo al que acceder progresivamen- te, pero debemos ser conscientes de que con un 1 % de presupuesto hablar de federalismo es una ironía. Un Parlamento Europeo elegido en una sola votación europea, con competencias similares a las de cualquier parlamento nacional, contro- lando a una Comisión Europea formada según criterios políticos de mayoría, totalmente inde- pendiente de los Estados miembros, y dotada de un presupuesto autónomo y suficiente, se- rían una base sólida de una Unión Federal Europea y serían tremendamente eficaces en resolver los problemas comunes de los ciudada- nos europeos que deban ser tratados a su nivel, sin perjudicar las competencias que correspon- dan a los Estados, regiones o ciudades de acuer- do con el principio de subsidiaridad. Aunque creemos que lo que acabamos de describir es la clave de arco de la arquitectura política que haría realidad una unión federal, hay otras reformas que deben ser abordadas, a la luz de la experiencia, para hacer a la UE más eficaz y próxima a los ciudadanos, entre las que podemos citar, sin ánimo de ser exhaustivos: – Elaborar un nuevo estatuto del BCE para que sea responsable, no solo de la estabilidad monetaria sino también de promover el cre- cimiento y el empleo y prestatario oficial de último recurso. – Completar la UEM hasta crear una política económica y fiscal común, lo que incluiría, entre otros, la creación de un Fondo Monetario Europeo (sobre la base del MEDE), una Agencia Europea de Calificación, un vicepresidente de Hacienda en la Comisión Europea (y presidente del Ecofin y el Eurogrupo) con un tesoro europeo (en principio para la eurozona) que pueda fi- nanciarse con eurobonos, oficializar el Eurogrupo, y completar la unión bancaria con un fondo de garantía de depósitos eu- ropeo, así como integrar definitivamente los

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