El Estado de la Unión Europea - El Parlamento Europeo ante unas elecciones trascendentales
71 La ciudadanía europea fue una gran aportación española al proyecto de integración, que hoy reconocen los tratados, los cuales incorporan además la Carta de Derechos Fundamentales. En consecuencia, el ordenamiento jurídico comunitario otorga a los ciudadanos de los Estados miembros una catálogo de derechos, así como un sistema de protección jurisdiccional de estos ante el Tribunal de Justicia, que se aña- de a los derechos que emanan de las constitu- ciones nacionales. Además, todos los Estados miembros son parte del Consejo de Europa, en el marco del cual opera el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, cuyas sentencias son asimismo de obligado cumplimiento. La ciudadanía europea dispone por tanto de un enorme potencial movilizador popular en fa- vor de la unidad europea, pero para ello debiera ser completada, conocida y sentida, de modo que sea integral y multidimensional. Decía Luuk Van Middlelaar en su famoso en- sayo Le passage à l’Europe (2012) que hay tres maneras de conseguir el apoyo de las personas a un proyecto político nacional o supranacional. Una primera aproximación es la de la demo- cracia griega, que otorga a los individuos un derecho de participación en la toma de decisio- nes sobre el ente político en cuestión. Un segundo modelo es el de la república ro- mana (después imperio), que concedía a sus ciudadanos determinados beneficios materiales (dinero, cuotas de grano o pan, espectáculos públicos) para garantizarse su apoyo. La tercera estrategia es la que este autor de- nomina alemana, la cual consistía en apelar a El desafío de la ciudadanía europea: libertad, participación, bienestar y cultura Domènec Miquel Ruiz Devesa* * Este artículo recoge las opiniones del autor y no represen- ta las posiciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
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