El Estado de la Unión Europea - El Parlamento Europeo ante unas elecciones trascendentales
EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 88 Un alegato para un modelo europeo de economía social de mercado Aunque la creación de una dimensión social de la UE pueda parecer una quimera, continúa siendo un modelo útil que debe acompañarse de medidas concretas. Y no valen respuestas como la renacionalización o el mantra europeo de “más de lo mismo”. En ese sentido no valen respuestas como la renacionalización o el man- tra europeo de “más de lo mismo”. La renacio- nalización en nombre de la soberanía y la demo- cracia, las recomendaciones que promueven a abandonar la zona euro o las sugerencias que apelan a la subsidiariedad y al “proteccionismo ilustrado” para reivindicar una redistribución de poder a favor del nivel nacional resultan todo menos útiles. Las consecuencias de la no inte- gración serían considerables y los efectos secun- darios difíciles de calcular; se pondría en peligro la visión europea de democracia, libertad, paz, diversidad cultural y prosperidad y, en conse- cuencia, también la oportunidad de mantener un modelo social alternativo al capitalismo de EE. UU. o de Asia. Esto cobra especial importan- cia si consideramos los desafíos que entraña la digitalización. Lo que está en juego es la construcción de una unión social, no la unificación de los mode- los sociales. La unión social se entiende como un entorno que favorece los sistemas nacionales de bienestar y fomenta la convergencia. Tras conseguir consolidar el modelo de paz, la principal misión de Europa es sacar adelante el modelo social. Tanto a nivel nacional como europeo, la democracia social busca una reorien- tación conceptual. En el marco de los desafíos actuales, esto significaría plasmar los valores so- ciales y democráticos fundamentales en nuevas políticas. La regulación del capitalismo europeo globalizado abre una nueva oportunidad: si antes la socialdemocracia ayudaba a contener la economía de mercado en el contexto nacional, en la actualidad se enfrenta al desafío de desa- rrollar un nuevo marco legislativo para un capi- tal globalizado. La europeización de las políticas solo tiene sentido si verdaderamente se aplican para limitar el impacto del mercado y no, como ha ocurrido hasta ahora, de marco político e ins- titucional para la globalización económica en nombre del mercado único y de las políticas de competencia. Alemania, el mayor país de la UE, podría ha- ber propuesto un modelo mucho más alenta- dor, un capitalismo regulado en una economía social de mercado, en lugar de introducir una regla de oro presupuestaria. El término “econo- mía social de mercado” fue acuñado por el pro- fesor de economía alemán Alfred Müller- Armack, quien lo concibió como una fórmula que podía combinar el principio de libertad de mercado con el de equilibrio social. En el con- texto internacional, este sistema económico se denomina a veces “capitalismo renano”. Por supuesto, este concepto puede dar pie a dife- rentes interpretaciones, promoviendo un “mer- cado más libre” o “más gobierno”, justicia so- cial y sindicatos dinámicos con espíritu socialdemócrata y respaldados por las políticas adecuadas. Por lo que respecta a la Ley Fundamental de Alemania, se ajusta al principio constitucional del estado social (Artículo 20.1 de la Ley Fundamental) o el “estado social go- bernado por el estado de derecho” (Artículo 28 de la Ley Fundamental). A pesar de las diferencias existentes entre los sistemas de estado del bienestar, existen algu- nos denominadores comunes que favorecen la ampliación al nivel europeo de la economía so- cial de mercado con rasgos sociales y democrá- ticos. Según el Tratado de Lisboa de 2009 (artí- culo 3), el objetivo de la UE es establecer una
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