El Estado de la Unión Europea - El Parlamento Europeo ante unas elecciones trascendentales
EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 90 amplio apoyo que recibió la idea de una campa- ña europea de inversión, esto no redundó en una campaña de inversiónmacroeconómica. Mientras tanto la situación económica ha mejorado nota- blemente en el conjunto de la zona euro, lo que explica que hayan perdido fuerza los argumentos económicos en pro de la inversión. Además, se- gún el principio de subsidiariedad, podría consi- derarse que el aumento de la inversión en los Estados miembros es una competencia nacional y no comunitaria. Para aprovechar el momento político de los últimos años a favor de una cam- paña europea de inversión y evitar los obstáculos que se le oponen, sería conveniente centrarla en los bienes públicos europeos. Tercero. Hay que tener en cuenta los bienes públicos europeos La calidad de vida de los ciudadanos depende en gran medida de los bienes públicos o colec- tivos. La calidad de vida en nuestras ciudades, pueblos y aldeas viene determinada por el esta- do de las vías y plazas públicas, los edificios pú- blicos, las escuelas e instituciones culturales. La calidad del medio ambiente depende de la lim- pieza del aire y del agua, la conservación de los espacios naturales, la biodiversidad y la riqueza de recursos. La calidad social de nuestra socie- dad viene determinada por nuestra capacidad de enfrentarnos con humanidad a situaciones difíciles de solucionar sin ayuda: enfermedades, desempleo, vejez, dependencia. La calidad cul- tural de nuestra sociedad depende de los servi- cios de instrucción pública, las instituciones cul- turales y la participación democrática. En este sentido, las diferencias entre regiones están au- mentando en todos los Estados miembros. Es preciso centrarse mucho más que en el pasa- do en la financiación europea y en la organización de esos bienes públicos fundamentales. Hay que tener en cuenta que esto también tendría un efecto considerable sobre el próximo ejerci- cio presupuestario en Europa. En algunos de los Estados miembros (“más ricos”) la idea de poner en marcha una unión de transferencias a corto plazo se ve de forma ne- gativa, lo que explica que su repercusión política haya sido, de momento, muy limitada. Otro ga- llo cantaría si un presupuesto europeo ampliado se utilizase para crear un verdadero valor añadi- do para toda la UE, y por lo tanto también para Alemania. Si todo el mundo contribuyese de manera justa a dichos bienes públicos europeos, ¿tan negativo sería que algunos Estados miem- bros se beneficiasen más que otros en algunos aspectos? ¿Que los Estados de Europa del este, que miran de reojo a Rusia, se beneficiasen más de una política de seguridad? ¿O que los Estados del sur de Europa tuviesen más ventajas en ma- teria de convergencia económica a través de una exitosa iniciativa de inversión? ¿O que un verdadero régimen de refugiados a nivel euro- peo ofreciese más ventajas a Suecia y Alemania? La financiación europea de bienes públicos de- mostraría a la inmensa mayoría de los votantes –incluso a los de los países más ricos–, así como a los socios negociadores de la Unión, que nues- tros propios intereses crean nuestras propias necesidades. Cuarto. Es necesario regular el sector financiero e impulsar por fin medidas preventivas La crisis financiera, económica y de deuda sobe- rana de 2008 acabó con la creencia de que los mercados financieros podían autorregularse, y salieron a la luz los principales puntos débiles del sistema financiero mundial. El gran tamaño
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