EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Europa en un periodo de transición

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 116 Conjunta UE-Turquía de 2016 sea aplicada plena y coherentemente, en su totalidad, tanto por la UE como por Turquía, hacia todos los Estados miembros indiscriminadamente y bajo una clara condicionali- dad y supervisión. −− Al mismo tiempo, debemos seguir centrados en nuestra determinación de controlar eficazmente las fronteras exteriores de la UE, con el apoyo de Frontex cuando sea necesario. El énfasis debe ponerse en la gestión de las fronteras, mediante una mayor vigilan- cia en origen y la prevención de los cruces ilegales, no en los procedimientos fronterizos. −− El pacto se centra de forma prescriptiva en las res- ponsabilidades de los Estados miembros de primera línea, que ya están expuestos a presiones despropor- cionadas, mientras que el mecanismo de solidaridad sigue siendo incierto en lo que respecta a la adop- ción real de los actos de ejecución por parte de la Comisión, y voluntario en lo tocante a la reubicación. −− Aunque acogemos con satisfacción el reconocimien- to de la especificidad de los desembarcos tras las operaciones de búsqueda y rescate (SAR), debemos garantizar una solidaridad europea efectiva con res- pecto a todos los migrantes y solicitantes de asilo, in- dependientemente de la forma en que hayan llegado al territorio de la UE, teniendo en cuenta la necesidad de establecer un mecanismo de reubicación automá- tico y obligatorio. −− La situación, ya de por sí desfavorable, de los Esta- dos miembros de primera línea se agravará aún más debido a la propuesta de Reglamento de screening y al carácter obligatorio de los procedimientos pre- vistos de frontera, asilo y retorno. Creemos que las soluciones basadas en la ficción jurídica de que los solicitantes de asilo no han entrado en la UE hasta la finalización del proceso ignoran las realidades sobre el terreno en cuanto a los procedimientos y plazos propuestos y suponen una carga desproporcionada en las fronteras de la UE, que no pueden transfor- marse en zonas de tránsito cerradas. A su vez, en el mes de junio, la Comisión Europea presentó una nueva estrategia para hacer más fuerte y resiliente la mayor zona de libre circulación del mundo: el espacio Schengen. Para la comisaria de Migración y Asuntos de Interior, Ylva Johansson, la estrategia Schen- gen conllevará mayor fortaleza de cara al exterior para ser más libres de cara al interior. Los sistemas informáti- cos modernos mejorarán la gestión de las fronteras ex- teriores, al tiempo que una mayor cooperación policial y la gestión común de la migración contribuirán a reforzar el espacio Schengen sin controles fronterizos. La estrategia tiene entre sus objetivos garantizar una gestión eficaz de las fronteras exteriores de la UE me- diante el despliegue en curso del cuerpo permanente de la Guardia Europea de Fronteras y Costas, instando de nuevo a los colegisladores a adoptar rápidamente la pro- puesta del Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo relativa al control de las personas que cruzan sin autorización. Una vez más, apela a un mecanismo de evaluación revisado para aumentar la confianza común en la aplicación de las normas de Schengen y asegurarse de que se detectan y corrigen rápidamente las deficiencias. Esta estrategia alude al Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo, y, tras su aprobación, insta a establecer un enfoque común para la gestión de la migración, elemento importante para el buen funcionamiento del espacio Schengen. El 9 de junio se reunió el primer Consejo presencial desde marzo de 2020 de Justicia y Asuntos de Interior (JAI), celebrado en Luxemburgo. El ministro del Interior español, Grande-Marlaska, solicitó a sus homólogos europeos “priorizar la dimensión exterior de su política migratoria” basada en la cooperación con los países de origen y tránsito de la migración para prevenir las salidas y evitar la pérdida de vidas. Respecto al nuevo pacto europeo insistió en alcanzar un “mayor nivel de claridad y firmeza” en la cooperación y la prevención en origen. Grande-Marlaska defendió también la necesidad de com- partir la responsabilidad migratoria y definir reglas de solidaridad claras y realistas. Todo ello ha vuelto a poner de manifiesto la falta de un acuerdo unánime entre los veintisiete Estados miem-

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