EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Europa en un periodo de transición

LA FUTURA ARQUITECTURA DE SEGURIDAD EUROPEA 121 El futuro de la OTAN como garante de la defensa colectiva Lo que el RU propone, después de su salida de la UE, es que se mantenga en Europa la misma arquitectura de seguridad que en 1949. Es decir, la OTAN como única organización, dirigida por Washington como máximo patrón y responsable de la decisión última, con Londres como su representante y delegado en Europa, y el res- to de los miembros actuando individualmente con una influencia reducida, si no nula. Desde luego en estas siete décadas ha habido algunos cambios sustanciales: el Pacto de Varsovia no existe, la URSS tampoco, y la Europa destrozada y dividida de después de la Segunda Guerra Mundial —para la que la protección de EE. UU. era una necesidad existencial— se ha convertido en una Unión que es, en su conjunto, la segunda potencia económica y comercial del mundo. Pero el RU pretende eludir esta realidad y mantener el statu quo previo, que sin duda le conviene más que una UE convertida en potencia global autónoma. Muchos en Europa, incluidos algunos Gobiernos, comparten este punto de vista. Unos, porque confían menos —por razones históricas o prácticas— en sus vecinos y socios que en EE. UU. a la hora de garantizar su defensa. Otros, porque se sienten muy cómodos con la situación actual de dependencia sin querer ver los riesgos que conlleva; es decir, prefieren seguir siendo consumidores de seguridad sin tener que asumir ma- yores responsabilidades. Finalmente, algunos, porque identifican el estrecho vínculo atlántico actual con una determinada orientación política, ideológica y económica que les resulta atractiva o conveniente. Pero ni siquiera los más atlantistas pueden obviar los problemas con los que se encuentra la OTAN para adaptarse a un marco geopolítico muy diferente del que existía cuando se fundó y a una evolución tecnológi- ca y estratégica que hace obsoleta buena parte de sus procedimientos y de su estructura, que tiene todavía un carácter básicamente territorial. Los sucesivos Conceptos Estratégicos que se han ido aprobando desde la disolu- ción de la URSS han tratado de buscar nuevas misiones fuera del área cubierta por el artículo 6 del Tratado del Atlántico Norte (TAN) 3 —el fundamento de la OTAN—. Pero el tratado es el que es, y por eso las nuevas misiones solo pueden ser de participación voluntaria, con lo que la OTAN se convierte en una coalición ad hoc , aunque utilice recursos de mando comunes. De igual modo, el intento de introducir nuevas misiones acordes con los tiempos choca con la literalidad del TAN. En la última cumbre de la Organización, el 14 de junio de 2021, se estudió cómo se podrían incluir los ataques cibernéticos en el supuesto que contempla el artículo 5, que no es otro que un “ataque armado” en el territorio de un alia- do. Difícil de encajar. La tendencia ha llegado más lejos, hasta el punto de proponer —en la cumbre citada— la utilización de la OTAN para combatir el cambio climático. Pero ¿qué medios tiene la OTAN para cumplir esa tarea? Parece que vamos a tardar en ver tanques eléctricos, aviones de caza movidos por hidrógeno y, sobre todo, armas nucleares que no contaminen. Parece más bien que se trata desesperadamente de dotar de contenido a la OTAN para mantenerla unida: no es que haya una amenaza y necesitemos una organización para combatirla —como pasó después de la Segunda Guerra Mundial—, sino que hay una organización, con intereses políticos y económi- cos muy poderosos, y hay que buscar alguna amenaza o cometido para que sobreviva. Se ha intentado también buscar otros propósitos comunes, como la intención, expresada en la misma cumbre, de “plantar cara a los regímenes autoritarios”, en referencia a China y Rusia. Esto es sin duda muy razonable, pero se podría aplicar también a ciertos países, por ejemplo, de Oriente Próximo (Egipto, Arabia Saudí, etc.), con los que la mayoría de países de la OTAN, incluido Estados Unidos, mantienen excelentes relaciones. La OTAN ha sufrido un duro golpe durante la presi- dencia de Donald Trump en EE. UU., un tiempo en el que 3  Disponible en: https://www.nato.int/cps/en/natolive/official_texts_ 17120.htm

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