EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Europa en un periodo de transición
LA FUTURA ARQUITECTURA DE SEGURIDAD EUROPEA 123 desearíaWashington. En todo caso, plantear este asunto en la OTAN es estirar demasiado el Tratado. Como dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, “China poco tiene que ver con el Atlántico Norte”. Desde luego, existe el mecanismo de consultas previsto en el artículo 3 del TAN, pero esas consultas ya existen entre los aliados a niveles bilaterales, que suelen ser más efectivos. Finalmente, la OTAN tiene una vulnerabilidad muy importante y muy difícil de superar:Turquía. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha emprendido —desde el intento de golpe de Estado de 2016— una política internacional unilateral e intervencionista sin tener en cuenta a sus aliados de la OTAN, como prueba su ataque en el norte de Siria a las milicias kurdas de las Unidades de Protec- ción Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), apoyadas por EE. UU., con quien colaboraron estrechamente en la derrota del Estado Islámico. La entrada de sus buques en aguas del Mediterráneo oriental, reclamadas por Chipre y que no tiene reconocidas internacionalmente, para ha- cer prospecciones de hidrocarburos ha causado mucho malestar en algunos aliados, principalmente Grecia. Su intervención en el conflicto civil libio, con el apoyo al Gobierno de Acuerdo Nacional, de Fayez al Sarraj, estuvo a punto de provocar un enfrentamiento armado con Fran- cia 4 . Aunque la OTAN ha tenido una enorme paciencia con Ankara, va a ser muy complicado llegar a consensos y a acciones comunes con un aliado que ha decidido cla- ramente actuar por su cuenta y en su exclusivo beneficio. Pero, sin un mínimo consenso entre todos sus miembros, la OTAN ve muy recortada su capacidad de acción. Lo cierto es que la OTAN se creó para hacer frente a la amenaza de un ataque masivo de la URSS contra Europa occidental, y esa amenaza terminó hace treinta años. Las amenazas ahora tienen una índole muy distinta: terroris- mo, tráfico de personas o de drogas, conflictos híbridos o asimétricos, ataques cibernéticos, desinformación o el uso de las tecnologías terrestres o espaciales para dominar al 4 Incidente entre la fragata francesa Courbet, que formaba parte de la operación Sea Guardian de la OTAN para el embargo de armas a Libia, y la fragata turca Oruçreis en junio de 2020. adversario. Este tipo de amenazas no requieren grandes flotas ni arsenales de armas nucleares para hacerles frente, sino avances en innovación, recursos, investigación e inteli- gencia.Y los riesgos para Europa no provienen del área del Indo-Pacífico, sino de la inestabilidad del norte de África, del Sahel o de Oriente Medio.Y, por supuesto, también del este del continente, donde existe una línea de ruptura con su vecino más poderoso, la Federación de Rusia. Las relaciones UE-Rusia y la seguridad de los países de la Asociación Oriental En los últimos años, la deriva de Rusia hacia una política internacional más asertiva —incluso agresiva—, espe- cialmente en su entorno geográfico inmediato (Georgia, Ucrania), pero no solo (Siria, Libia), ha dado alas a los más atlantistas para reafirmarse en su idea de que la OTAN sigue siendo imprescindible. Ciertos países euro- peos, como los Estados bálticos, que fueron miembros de la URSS —especialmente Estonia y Letonia, que tienen frontera con Rusia e importantes minorías rusas en su te- rritorio—, o Polonia, por sus experiencias históricas, ven a Rusia como una amenaza real e inmediata y confían su seguridad a la OTAN, refiriéndose en realidad a EE. UU., al que consideran el único país realmente capaz de disuadir a Rusia de cualquier actitud ofensiva hacia ellos. Es lógico que la anexión de Crimea y el apoyo mi- litar, económico y político de Moscú a los secesionistas prorrusos del Dombás, en Ucrania, y de Osetia del Sur y Abjasia, en Georgia, causen preocupación y rechazo, y que la UE no pueda permanecer pasiva ante la agresión a la soberanía de un país europeo. Pero de ahí a pensar que Rusia puede atacar a la UE hay un abismo. Rusia es ciertamente muy sensible a los cambios en países que considera dentro de su esfera de influencia, pero no tiene actualmente los medios —excepto los nucleares, que no utilizaría en este contexto— ni probablemente ningún interés en atacar a la UE, que es su primer socio comercial. El fondo de la cuestión es que es muy difícil —por no decir imposible— conseguir un entorno de seguridad
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