EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Europa en un periodo de transición
EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 124 duradero y estable en el continente europeo sin contar con Rusia, que no es una potencia mundial y no puede suceder a la URSS como el enemigo al que batir, pero sí es una potencia regional con intereses en su entorno más inmediato que exige ser respetada. Es necesario recono- cer que ni en Georgia, en 2008, ni en Ucrania, en 2013, fue Rusia la que inició la desestabilización del statu quo existente, sino que, en el primer caso, la iniciativa del presidente georgiano, Mikheil Saakashvili, para recupe- rar la soberanía sobre los territorios de Osetia del Sur y Abjasia —que forman parte de su país oficialmente—; y, en el segundo, la revolución del Maidán, que derrocó al presidente legítimo de Ucrania, Víktor Yanukóvich, y provocó el rechazo de la población prorrusa mayoritaria en algunas regiones del país, fueron los detonadores de los conflictos. En ambos casos, especialmente en el segundo de forma más explícita, los sectores sociales y los dirigen- tes opuestos a Rusia fueron apoyados políticamente por Estados miembros de la OTAN. El resultado es conocido: Rusia intervino en 2008 para mantener la independencia de facto de Osetia del Sur y Abjasia, y apoyó en 2013 a los secesionistas del Dombás y se anexionó Crimea, que había sido rusa hasta 1954. El desarrollo de los acon- tecimientos demostró que el apoyo de los países occi- dentales a esas rupturas del statu quo fue un error que aumentó la inestabilidad en el este de Europa, aunque quizá no lo fuera tanto para aquellos que aspiran a man- tener a Rusia en el papel del chico malo y amenazador que la OTAN necesita para mantenerse unida. Es posible que estos últimos estén mayoritaria- mente en Washington y en Londres, y por eso la OTAN no es la organización más adecuada para resolver las tensiones en esa zona. El secretario general de la OTAN prometió a Ucrania y a Georgia en la cumbre de Buca- rest de 2008 que se unirían a la OTAN (aunque sin fijar fecha). Si esto finalmente se produjera, sería un error gravísimo, puesto que sería percibido por Rusia como una amenaza, y ambos países podrían pedir inmediata- mente después de su ingreso la aplicación del artículo 5 de defensa mutua, por tener tropas extranjeras en su territorio, lo que podría conducir a una guerra que nadie desea. La UE sí que puede y debe dialogar con Moscú sobre la seguridad del continente, e incluso sobre un marco general de relación cooperativa, sin perjuicio de mante- ner por el momento las sanciones económicas, que son muy importantes para Rusia por su enorme vinculación económica con la Unión. Uno de los puntos centrales de ese diálogo debe ser la seguridad de los países de la Aso- ciación Oriental de la UE: Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Georgia, Armenia y Azerbaiyán. La base de la discusión no puede ser otra que el respeto integral a la soberanía de estos países, sin perjuicio de que, en cualquier inicia- tiva que se tome respecto a ellos, Rusia sea escuchada como parte interesada y sus puntos de vista sean valo- rados. Este acuerdo debería estar enmarcado en uno más amplio que sustituya y mejore el Acuerdo de asociación y cooperación 5 , suscrito entre ambas partes en 1997, y que está obsoleto. Cuantos más lazos se establezcan con Rusia, más se acercará esta a los estándares europeos y más le costará mantener actitudes agresivas hacia Euro- pa. Una confrontación con Rusia no le interesa a la UE. Por eso, presionar demasiado a Moscú no es buena idea. Consentirle demasiado, tampoco. Una combinación de diálogo y firmeza, manejada desde la unidad de todos los Estados miembros, podría dar los resultados deseados. La OTAN no puede llevar a cabo esta tarea de esta- bilización y distensión, primero porque algunos de sus Estados miembros no tienen interés en mejorar las rela- ciones con Rusia (EE. UU., el RU), pero también porque la Alianza es vista desde Moscú como hostil y agresiva. La UE puede hacerlo, y por eso debe recaer sobre ella la responsabilidad de ser el núcleo duro de la seguri- dad del continente, contando siempre con el apoyo de otros países europeos y de aliados externos. Pero para ello necesita disponer de unas capacidades suficientes en algunos ámbitos, especialmente en el de la defensa, que desde luego aún no posee. 5 Disponible en: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?uri= celex%3A21997A1128%2801%29
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