EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Europa en un periodo de transición
EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 70 El presidente Biden propuso el 31 de marzo 2021 un ambicioso plan de infraestructuras de 2,6 billones de dólares con el objetivo de estimular el relanzamiento económico y el empleo mediante la renovación de puen- tes y carreteras, el desarrollo del tren de alta velocidad, los transportes eléctricos, el despliegue del 5G y la inver- sión en la red eléctrica. El Congreso aprobó el 1 de julio de 2021 un proyecto de ley (INVEST in America Act) por 715 000 millones de dólares centrado en el transporte y las infraestructuras hidráulicas, que debería ser comple- tado con una ley más amplia cuya negociación se está finalizando en el Senado. Queda por definir si el INVEST in America Act será finalmente integrado en el marco presupuestario del Plan de Infraestructuras. En cualquier caso, es ya evidente que este verá su ambición inicial rebajada de 2,6 billones a 1,2 billones de dólares, de los cuales 579 000 millones de dólares serán nuevo gasto, lo que podría suponer alrededor de un 3 % del PIB en estímulo fiscal adicional, lo que contribuye a un aumento del esfuerzo fiscal total de Estados Unidos hasta el 29 % del PIB de 2020. Apuntes sobre la inflación Todavía es pronto para evaluar el impacto de los di- ferentes planes de estímulo en la economía real. Sin embargo, en los últimos meses ha emergido con fuerza un debate sobre sus efectos sobre la inflación. La tasa anual del índice de precios al consumo creció un 5,4 % en junio de 2021 en Estados Unidos (Oficina de Esta- dísticas Laborales, 2021 [BLS, por sus siglas en inglés de Bureau of Labor Statistics]), el mayor incremento interanual desde 2008. En Europa, el aumento de la inflación ha sido más moderado. En mayo de 2021, el índice de precios al consumo aumentó un 2 % respecto al año anterior, mientas que en junio el crecimiento fue del 1,9 % (Eurostat, 2021). Es más probable que el aumento de precios se deba a problemas en el suministro a corto plazo, ligados a una reapertura volátil de la economía, más que a un recalentamiento generalizado, ligado a los estímulos fis- cales, aunque estos puedan tener un efecto inflacionista. También hay que tener en cuenta el efecto que tiene la comparación interanual sobre el 2020, un año atípico con una economía fuertemente afectada por los cierres parciales. La situación actual, marcada por el hecho de que los consumidores desean gastar los ahorros acumu- lados durante la pandemia y que los proveedores deben solventar los cuellos de botella derivados de la reactiva- ción de la economía, genera un efecto inflacionario de tipo coyuntural. Es posible que estos desequilibrios se dejen notar en los próximos meses para algunos sec- tores específicos, pero es de esperar que se solventen paulatinamente los cuellos de botella en la producción de bienes y servicios, lo que moderará a su vez el incremento de los precios. Por otro lado, la nueva ola derivada de la variante delta y sus efectos sobre la recuperación ha minimizado recientemente las preocupaciones sobre el aumento de los precios, mientras que el temor a una reducción del crecimiento ha aparecido de nuevo con fuerza. Estos vaivenes subrayan la necesidad de proceder con cautela frente a llamamientos a la retirada de estímulos fiscales y monetarios o al aumento del tipo de interés. En la ac- tualidad, la prioridad debe ser afianzar la recuperación de la actividad y del empleo, lo que implica dejar para más adelante la posible modificación de los tipos de interés una vez los datos permitan un análisis estructural sólido que aísle los efectos coyunturales derivados del inicio de la reapertura. Adicionalmente, para cumplir con el objetivo de una inflación del 2 % de media de la Reserva Federal y del BCE es necesario permitir un cierto margen de aumento de los precios, más aún después de una década con una inflación por debajo de dicho objetivo. El propio BCE ha declarado la necesidad de una cierta flexibilidad en el control de los precios durante el periodo de recupe- ración, tal como afirmó Christine Lagarde el 8 de julio de 2021 al anunciar el nuevo objetivo de inflación del 2 % a medio plazo como resultado de la revisión de su estrategia.
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