EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Ante una nueva legislatura europea
¿Cómo construir una estrategia industrial europea común en la era de la neutralidad climática? 105 reconversión. Sin embargo, esto resulta hoy en una cacofo- nía de programas de financiación y proyectos legislativos, tanto a escala europea como en los Estados miembros. No todos están bien coordinados, y, en algunos casos, entran directamente en conflicto. Frente a la magnitud de la ta- rea, esta situación no sorprende, pero es peligrosa en dos sentidos. Por un lado, unas medidas, en ocasiones erráticas, pueden frenar el éxito de la transición energética. Por otro lado, la incertidumbre y la frustración política crecen entre la población cuando reformas de gran calado que tienen un profundo impacto en la vida cotidiana se introducen de manera precipitada y se vuelven a cambiar con la misma precipitación. Este nudo gordiano no es fácil de cortar. Hay mucho trabajo político en marcha y los años de inactividad han incrementado mucho la presión sobre la agenda de reformas, lo que plantea a los líderes políticos un reto de proporciones históricas. La profunda interconexión de las reformas políticas aumenta la magnitud del reto. No se trata solo de hacer unos cuantos ajustes sueltos: las políticas energética y cli- mática están estrechamente ligadas a la política industrial y económica europeas, e incluso al propio futuro de las empresas europeas. Puede que este vínculo entre energía, clima, industria y economía sea el más visible. Sin embargo, la política de seguridad, comercial, de desarrollo y la política fiscal y tributaria también están vinculadas a la política energética y climática. Europa necesita un enfoque nuevo y global para generalizar la transformación climática. Los distintos ámbitos políticos deben integrarse más profunda- mente en un patrón común que dé prioridad a la neutrali- dad climática, la innovación y la competitividad, y propicie una mayor participación de la mano de obra y de toda la sociedad. Como suele ser el caso, esto debe aplicarse tanto a nivel de los Estados miembros como a nivel europeo. Avances en el “Objetivo 55” ¿En qué situación se encuentran la política energética y climática de la UE en el segundo año de la invasión rusa de Ucrania? Por un lado, los puntos centrales del “Objetivo 55” se han concretado y plasmado en ambi- ciosos proyectos legislativos. Además, en poco tiempo, se han formulado otros proyectos de reforma, como la Ley sobre la industria de cero emisiones netas y la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales. Aunque en estos momentos parezcan más bien borradores ambi- ciosos que proyectos reales con financiación sólida, no debe subestimarse su importancia simbólica en la política estructural y paneuropea.Visibilizan la necesidad de una respuesta conjunta a los retos actuales, que debe basarse en una estrecha interacción entre economía y Estado. En 2023 también se han afinado los objetivos de la política climática. Entre ellos, un mayor objetivo de eficiencia energética: para 2030, la UE debe reducir su consumo de energía al menos en un 11,7%. Además, se fijaron objetivos más ambiciosos para la cuota de energías renovables en el consumo total de energía, con un objetivo del 42,5% para 2030 y un 2,5% adicional como referencia. Para los edificios, la cuota mínima de energías renovables se ha fijado en un 49% para 2030. También se prevé un aumento gradual de las renovables en la generación de calefacción y refrigeración, con un incremento vinculante del 0,8% anual a nivel nacional hasta 2026 y del 1,1% de 2026 a 2030. El objetivo vinculante para el uso de hidrógeno verde en la industria y el transporte es del 42,5% para 2030, porcentaje que aumenta hasta el 60% para 2035. La fijación de estos objetivos es importante porque aporta claridad en las perspectivas y en la orientación política. Pero a la vez debe desarrollarse la infraestructura nece- saria; por el momento, este es un cuello de botella en la política climática europea. En el caso de la producción y el suministro de hidrógeno, cabe destacar que se trata de un mercado de reciente formación, donde es aún muy incipiente la creación de redes dentro de la UE y en las regiones vecinas. Otro talón de Aquiles –ya menciona- do– es la lentísima expansión de la red, que tampoco se ajusta a objetivos de transformación tan ambiciosos. También se ha acordado la reforma del Régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE UE). Se trata de reformar el mecanismo existente, establecer
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