EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Ante una nueva legislatura europea

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 108 do Estados Unidos –que inicialmente tuvo una reacción tibia– ha tomado carrerilla. La miríada de reglamentos y propuestas europeos, junto con la multiplicidad de au- toridades e instancias responsables, generan falta de cla- ridad e incertidumbre para las empresas. Esto constituye un elemento tóxico para unas inversiones que deben dar sus frutos en diez o quince años. Para demostrar que ha aprendido la lección, la Co- misión Europea ha presentado en abril la Ley sobre la industria de cero emisiones netas, como primera parte de su Plan Industrial del Pacto Verde. Con ella pretende impulsar la producción europea de tecnologías verdes. La ley se centra en tecnologías clave y menciona específica- mente baterías, turbinas eólicas, bombas de calor, paneles solares, electrolizadores y tecnologías de captura y alma- cenamiento de carbono. Sin embargo, se ha criticado la posición de la Comisión sobre la descarbonización de la industria pesada por ser bastante vaga. Las propuestas pretenden matar dos pájaros de un tiro: la UE no quiere quedarse atrás en los mercados del futuro y, al mismo tiempo, necesita una expansión masiva de las energías renovables y el hidrógeno para alcanzar a la competen- cia. Europa va muy por detrás de EE. UU. en cuanto a costes energéticos y es probable que siga siendo así. Esto constituye una doble carga para la localización industrial. Además, en el contexto de la Ley de Industria Neta Cero, hay que endurecer los procedimientos de aproba- ción, crear incentivos para proyectos transfronterizos y reducir la burocracia. Esto es muy necesario. Europa no solo debe acelerar el ritmo de la política industrial eco- lógica, sino también fomentar la colaboración. La coexis- tencia, en lugar de la cooperación, desperdicia recursos escasos, crea competencia interna e incluso tiene efectos mutuamente contradictorios. Esta fragmentación debilita a Europa en la competencia internacional. Para competir en primera división hay que aprove- char las sinergias y crear líneas conjuntas de producción. En el mercado el tamaño sí importa, y aquí llevan ventaja chinos y estadounidenses. Es necesario tener objetivos comunes y coordinación. De lo contrario, se corre el ries- go de fragmentar aún más el mercado interior. Es el empleo, estúpido En el debate europeo también se ha pasado por alto otra parte de la ley IRA: las consecuencias para los tra- bajadores y trabajadoras y para el empleo. Entre otras cosas, la IRA responde a las acusaciones de que el parti- do demócrata ha dejado de representar a su base social tradicional: aquí es donde la Administración Biden quiere desbancar al populismo. Durante mucho tiempo, el riesgo de perder puestos de trabajo protagonizaba inevitable- mente el debate público sobre transición ecológica; hoy la estrella del debate es la creación de nuevos empleos de gran calidad en industrias que representan el futuro. El Gobierno estadounidense prevé créditos fiscales para las empresas que paguen salarios decentes y hagan contra- tos de formación en el marco de la IRA. También quiere gravar la recompra de acciones, para que las empresas opten por invertir en lugar de enriquecer a sus directi- vos.Además, está ofreciendo créditos fiscales adicionales para proyectos de energía limpia en comunidades que antes dependían de las industrias extractivas. Europa debería seguir su ejemplo. Es la única manera de lograr la paridad medioambiental y social. En realidad, gracias al pilar europeo de derechos sociales lanzado en 2017, la UE parte de un nivel muy superior al de Estados Unidos. En octubre de 2022 se adoptó la Directiva UE sobre salarios mínimos adecua- dos, que exige la negociación colectiva y refuerza el papel de los sindicatos; y ahora, el Plan Industrial Pacto Verde dedica un capítulo entero a la mejora de las capacida- des. Sin embargo, se guarda silencio sobre la calidad del empleo y la forma de reforzar la negociación colectiva mediante ayudas estatales o la contratación pública. Grave error: en momentos de escasez de mano de obra cualificada, también será crucial que las empresas con- sigan atraer el talento. La escasez de trabajadores cualificados afecta a toda la región. Provoca cuellos de botella y lastres para la economía; en algunos países –como Alemania– arroja dudas sobre las perspectivas de desarrollo económico y competitividad a largo plazo. Al mismo tiempo, la tensa

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