EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Ante una nueva legislatura europea
EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 16 “Las misiones contempladas en el apartado 1 del artículo 42, en las que la Unión podrá recurrir a medios civiles y militares, abarcarán las actuaciones conjuntas en materia de desarme, las misiones humanitarias y de res- cate, las misiones de asesoramiento y asistencia en cues- tiones militares, las misiones de prevención de conflictos y de mantenimiento de la paz, las misiones en las que intervengan fuerzas de combate para la gestión de crisis, incluidas las misiones de restablecimiento de la paz y las operaciones de estabilización al término de los conflictos. Todas estas misiones podrán contribuir a la lucha contra el terrorismo, entre otras cosas mediante el apoyo prestado a terceros países para combatirlo en su territorio”. A la luz de este mandato constitucional, la hoja de ruta de la UE en la nueva geopolítica no puede estar más clara. En su acción global, la UE tiene aliados con los que coincide en valores, objetivos e intereses, empezando por los Estados Unidos, la OTAN y los países no comunitarios miembros de esta. Lo hace desde su propia identidad europea, que no pue- de ni difuminarse ni confundirse con la de nuestros aliados. Aliados, por otra parte, no excluyentes, algo que re- presenta un mensaje fundamental hacia el Sur Global, con cuyos países hay que establecer y desarrollar relacio- nes de asociación y cooperación basadas en principios y objetivos compartidos. El hecho, además, de que la Constitución Europea y el Tratado de Lisboa sean bastante cercanos en términos temporales ha permitido sumar a su perfil progresista una notoria modernidad en sus contenidos, abordando cuestiones que las constituciones de los Estados miem- bro, ya veteranas, ni siquiera imaginaron contemplar. Pero, ¿con qué concepto operativo podemos actuar en la nueva fase de las relaciones globales? La autonomía estratégica abierta La respuesta de la UE en la nueva geopolítica pasa por asegurar su autonomía estratégica abierta –sobre la que ha trabajado intensamente la Presidencia española del Consejo en 2023–, entendida como la capacidad de establecer tanto objetivos propios a largo plazo como la forma y los medios para alcanzarlos de manera in- dependiente, sobre la base de la voluntad política de la ciudadanía europea y a las necesidades objetivas de la Unión, con alianzas, coincidencias, discrepancias y, en todo caso, interacciones con otros países y organizacio- nes internacionales. Ser autónomo estratégicamente implica contemplar una dialéctica en la que coincidir con quienes se consi- deren más cercanos (como los aliados antes citados) en busca de una correlación de fuerzas favorable para la Unión.Y reconocer la capacidad de todos para establecer de forma independiente su política exterior en el marco del respeto al Derecho Internacional. La autonomía estratégica abierta de la UE está direc- tamente relacionada con el fomento del multilateralismo cooperativo, que debe seguir siendo una guía de la ac- ción exterior comunitaria. Interrogantes y respuestas Los interrogantes que nos plantea la nueva geopolítica demandan respuestas a partir de la identidad europea definida en los Tratados y la trayectoria de la UE, edi- ficando su autonomía estratégica abierta. Veamos un catálogo no exhaustivo de carácter telegráfico: 1. Paz y seguridad: deben ser objetivos indisociables, implicando, entre otras metas, la de conformar una ar- quitectura de seguridad compartida en el continente. 2. Orden mundial: debe estar basado en reglas, esen- cialmente las que establece el Derecho Internacional. 3. Gastos militares: debe maximizarse su utilidad pro- moviendo sinergias entre los de cada uno de los Estados miembro de la Unión y asignando los recur- sos precisos en el presupuesto comunitario para la política común de seguridad y defensa. 4. Armas nucleares: si su uso es inconcebible, hay que abogar por su prohibición y el desmantelamiento de los arsenales existentes.
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