EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Ante una nueva legislatura europea
EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 28 una unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa. Y no se trata solo de la economía. Es necesario asegurarse de que los nuevos miembros que se integren en la UE comparten no solo los principios democráticos, sino también los objetivos políticos de la integración europea. Por otra parte, el hecho de que en la actualidad se re- quiera la unanimidad para la adopción de determinadas decisiones, por ejemplo, en el campo de la política exte- rior y de seguridad común, da un extraordinario poder a cada Estado miembro que puede vetar la voluntad del resto, causando así un perjuicio a la mayoría. A medida que aumenta el número de miembros, la posibilidad de que la unanimidad cause problemas se incrementa tam- bién. El canciller alemán Olaf Scholz pidió en Estrasburgo el 9 de mayo, Día de Europa, que se emprendieran las reformas institucionales necesarias para que la UE pue- da acoger a nuevos países, lo que implicaría abandonar la unanimidad en favor de la toma de decisiones por mayoría. Esta es una buena solución para evitar que una inte- gración, que no se puede negar – de acuerdo con el TUE – a ningún Estado europeo que cumpla las condiciones, conduzca en la práctica a una parálisis de la Unión, por la dificultad de alcanzar acuerdos. Además, los problemas con alguno de los miembros actuales a los que nos hemos referido han demostrado que la UE tiene que ser muy rigu- rosa y estricta al aprobar la entrada de nuevos miembros, pues si no están suficientemente preparados pueden las- trar al conjunto y crear dificultades en el camino común. En la actualidad hay ocho Estados europeos que tie- nen el estatus de candidatos a la integración en la Unión. Son, por orden de antigüedad en la candidatura:Turquía, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia,Albania, Ucra- nia, Moldavia, y Bosnia-Herzegovina. Además, Georgia tiene la condición de precandidato a falta de cumplir algunas condiciones y Kosovo ha solicitado también ser candidato, aunque no parece que lo pueda conseguir por ahora. Las negociaciones con cada Estado candidato están en distintas fases y se producen con ritmos diferentes, de acuerdo con las características y posibilidades de cada uno. En algún caso están incluso paralizadas, como vere- mos después. Los problemas que algunos de ellos tienen, bien en su interior, bien con sus vecinos, pueden llegar a presentar un obstáculo insalvable a su adhesión mientras no se solucionen. A continuación, analizamos caso por caso las perspectivas de integración que cada uno de ellos tiene en la actualidad. Turquía Turquía es, de lejos, el Estado candidato más antiguo. Solicitó en 1987 su integración en la Comunidad Econó- mica Europea, con la que tenía un tratado de asociación desde 1963, y le fue concedido el estatus de candidato en 1999, es decir, hace 24 años. Países que comenzaron sus negociaciones ese mismo año, incluso sin ser aun oficialmente candidatos, como Eslovenia, o que forma- ban parte de la Unión Soviética cuando Turquía solicitó su adhesión, como Lituania, se convirtieron en Estados miembros en 2004, mientras Ankara seguía esperando su turno. Las negociaciones con Turquía para la adhesión no se iniciaron hasta 2005, seis años después de su acep- tación como candidato, y han estado siempre lastradas por la reticencia de algunos países europeos, alguno de los cuales –como Austria reiteradamente y Francia oca- sionalmente– han pedido su interrupción definitiva. En 2016 solo se habían abierto 16 de los 35 capítulos del proceso y solo se había cerrado uno. Ese mismo año el acuerdo de refugiados entre la UE y Turquía dio un nuevo impulso a la negociación de adhesión, pero duró poco. La dura represión que siguió al intento de golpe de Estado de 2016 suscitó en el Parlamento Europeo la primera propuesta de paralizar las negociaciones. El referéndum constitucional turco de 2017, que instituía un régimen presidencialista con amplios poderes, fue considerado en Bruselas como causa de inelegibilidad por no encajar en los criterios de Copenhague. Finalmente, en junio de 2018, el Consejo de Asuntos Generales de la UE resol-
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