EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Ante una nueva legislatura europea
EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 36 cabe preguntarse si dejará de ser necesaria con el fin de la guerra y la integración de los candidatos –actuales o futuros– en la Unión, o buscará sobrevivir redefiniendo sus áreas de interés. Conclusión En principio, tal como establece el TUE, todos los Esta- dos europeos que cumplan las condiciones establecidas pueden optar a integrarse en la UE. No obstante, es ne- cesario extremar el rigor de las negociaciones para evitar problemas posteriores. Hemos visto que todos los países candidatos tienen aún serios problemas en temas esenciales como el Esta- do de derecho, la separación de poderes, la lucha contra la corrupción y las oligarquías. La Comisión hacía constar, en su dictamen sobre la candidatura de Ucrania, que “el proceso de adhesión sigue estando basado en criterios y condiciones establecidos. Esto permite que cualquier país en el proceso progrese en función de sus propios méritos, pero también significa que los pasos hacia la UE pueden revertirse si las condiciones subyacentes ya no se cumplen”, lo que está muy bien, pero cuando ya no se puede revertir es cuando el candidato es ya Estado miembro. Hay que constatar que algunas ampliaciones, como las de 2004 y 2007, han incluido a países que teó- ricamente cumplían los criterios, pero que después no los han cumplido en su totalidad y, por tanto, su integración ha debilitado a la Unión más que reforzarla. Ser estrictos en la exigencia del cumplimiento total de los criterios es necesario y bueno para la Unión y para el país concernido. Implica también no tener prisa en despachar la negociación, por razones de otra índole, como parecen desear algunos Estados miembros en el caso de Ucrania y Moldavia, porque si se adopta esa vía de urgencia después se pagarán las consecuencias. Además de los criterios técnicos, a la hora de admitir a un nuevo país es necesario tener también en cuenta la orientación de su política exterior para evitar discrepan- cias que debiliten a la Unión, ya que no siempre com- parten la misma percepción geopolítica. Por ejemplo, cuando el Consejo Europeo acordó en Reikiavik, el 17 de mayo, que Rusia pague por la destrucción de Ucrania y puso en marcha un registro de daños, seis países se desmarcaron de la decisión, y entre ellos estaba un Es- tado miembro de la UE, Hungría, y tres candidatos a la adhesión: Bosnia-Herzegovina, Serbia, y Turquía. No se puede avanzar hacia la deseada autonomía estratégica de la UE sin una sólida unidad interna. El creciente número de miembros, y su diversidad, aconseja que antes de proceder a nuevas ampliaciones se hagan las reformas necesarias que eliminen el requisito de unanimidad en aquellos aspectos en los que aún se requiere, para evitar que un solo país –pequeño o gran- de– pueda condicionar la política del conjunto o exigir a cambio algún tipo de compensación. Solo si se adoptan estas reformas y se mantiene la exigencia del cumplimiento estricto de los criterios de adhesión, podrán las futuras ampliaciones cumplir el ob- jetivo de contribuir a una Unión más grande y más fuerte en beneficio de todos los europeos. Recomendaciones − Debe extremarse el rigor en la negociación con los Estados candidatos a ingresar en la Unión, para evi- tar que después surjan problemas como los que han protagonizado alguno de los actuales miembros. Un aspecto importante a valorar es la disposición política para aceptar una integración cada vez más estrecha y a favorecer la autonomía estratégica de la UE. − No puede haber atajos para la adhesión de ningún nuevo miembro, por más que se desee compensar alguna situación anómala o dolorosa, como en el caso de Ucrania, que siempre será coyuntural. − Antes de proceder a una nueva ampliación, será ne- cesario abordar las reformas necesarias para abolir las decisiones por unanimidad, en aquellos asuntos donde aún subsisten, para evitar que un solo país pueda vetar la decisión del conjunto.
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