EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Ante una nueva legislatura europea

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA 66 institucional parece que hay voluntad de los EE. MM. por participar en todas esas iniciativas comunes. Podemos preguntarnos también si en este año de guerra se ha visto afectada de alguna manera la relación UE-OTAN. Esto es muy relevante, dado que en el pasado, la lealtad de algunos EE. MM. hacia la Alianza Atlántica obstaculizaba el desarrollo de la PCSD. La guerra en este aspecto también ha actuado de elemento apaciguador. Como sostiene Katsoulis, la manzana permanente de la discordia que es la relación entre la UE y la OTAN puede dejarse de lado, a menos a medio plazo (2022:103). La necesidad de gestionar eficazmente el conflicto está lle- vando a una cooperación continua y fluida entre las dos organizaciones.Así, podemos constatar cómo el Consejo, en su formación de Ministros de Defensa, invita regu- larmente al Secretario General de la OTAN, Stoltenberg, para mantener un diálogo entre las dos organizaciones (Foreign Affairs Council 2023) y que los representan- tes de las instituciones europeas han participado en la Cumbre de la OTAN y que Borrell también es invitado a las reuniones del Consejo Atlántico. Se ha impuesto una aproximación pragmática en que se reconoce la comple- mentariedad de las dos organizaciones por su diferente naturaleza y la importancia de la cooperación conjunta para la construcción de seguridad en Europa, como de- muestra la tercera Declaración de Cooperación aprobada en enero de 2023. La guerra de Ucrania ha tenido también otro efecto inesperado: la coordinación de la acción política entre el Reino Unido y la UE que se han realineado para ofrecer una respuesta común a un desafío que comparten (Whitman 2023). Esto es verdaderamente reseñable teniendo en cuenta que la conflictiva política interna británica con- dujo a que en el Tratado de cooperación mutua no se recogiera ningún compromiso en materia de seguridad y defensa. En el caso tanto del apoyo diplomático, del militar como de las sanciones a Rusia, Reino Unido y la UE han coordinado posiciones, y esa voluntad de trabajar juntos para garantizar la seguridad europea se constata también en la voluntad del Reino Unido de integrar la Comunidad Política Europea. Conclusiones En el análisis que hemos desarrollado hemos constatado que la invasión rusa de Ucrania ha actuado como un poderoso revulsivo en el desarrollo de la PCSD, produ- ciendo importantes cambios. En primer lugar, el apoyo militar a Ucrania ya no permite seguir calificando a la UE como potencia civil, se ha cruzado un Rubicón. Además, algunas de las medidas de asistencia tienen un impacto indirecto fundamental en la defensa común. Así, la deci- sión de financiar con el FEAP el envío de material militar a Ucrania está produciendo de facto una modernización y mejora de las capacidades militares de los EE. MM. El enfoque de tres pasos para nutrir rápidamente a Ucrania de munición conduce al establecimiento a la procura- ción conjunta y a la inversión en capacidades produc- tivas de la industria europea de defensa. Pero parece lógico pensar que las industrias no se comprometerán en esfuerzos costosos de expansión de su negocio si no tienen un horizonte previsible de compras. Por ello, el siguiente paso debería ser encontrar incentivos para que los EE. MM. compren juntos con carácter estable, y a in- dustrias europeas, dentro de lo cual la voluntad de hacer un planeamiento conjunto y la capacidad de innovación de las propias industrias resultan clave. La guerra ha reforzado la voluntad política de los EE. MM., aflorada en 2016, por trabajar en el desarrollo de capacidades que permitan asegurar a la UE la defen- sa de los europeos, es decir, su autonomía estratégica. Y parece haber acallado los recelos de los Estados del Norte y del Este sobre el excesivo protagonismo del eje francoalemán. El resultado más importante viene ilustra- do por el análisis de los avances producidos en el primer año de guerra, que muestran un compromiso real con resultados y la determinación de acabar con la brecha entre promesas y capacidades. Ahora bien, la voluntad política se tiene que mantener a lo largo del tiempo, cuando ya no tengamos la amenaza de la guerra, en un ámbito que es especialmente delicado, por su simbolo- gía, por las diferencias entre EE. MM. de percepciones y de intereses, por los ingentes recursos que requiere y

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