Patología Neurológica Infantil durante el confinamiento. Guía para familias
18 Los tics son gestos, movimientos o vocalizaciones repentinos, rápidos, repetidos y arrítmicos. Son de naturaleza benigna, no impiden que el niño haga sus actividades (comer, escribir, jugar) y generalmente son transitorios y provisionales (de semanas a un año). Son muy frecuentes (1 de cada 5 niños los tendrán en algún momento de su infancia), pero como no tienen ningún propósito constituyen una rareza en ellos que frecuentemente incomoda a ellos y a los demás. Muchas veces el niño va cambiando de tic, con periodos más tranquilos y otros más exacerbados. El síndrome de Tourette se diagnostica cuando el niño lleva más de un año con diferentes tics, que incluyen al menos uno de tipo fónico (sonidos, verbalizaciones o expresiones). Con frecuencia asocia a trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), trastorno obsesivo compulsivo, trastorno negativista desafiante o ansiedad. Situaciones de estrés o de mayor ansiedad pueden empeorarlos. El confinamiento en casa, con los cambios en las rutinas y sus reper- cusiones: familiares (incluidas lsa económicas, ya que ellos se dan cuenta de todo), educativas (muchos trabajos que presentar), de ocio (falta de deporte), sociales (falta del contacto con amigos)…, además de la enfermedad de seres queridos, puede tener un impacto emocional en el niño y aumentar los tics. Si no muestra otros síntomas, no suele ser necesario realizar pruebas, dada su naturaleza benigna. En ocasiones hay que diferenciarlos de otros trastornos del movimiento, por lo que resulta muy útil grabarlos en vídeo y mostrarlo al pediatra o neuropediatra. El tratamiento de los tics depende de la repercusión (social, familiar y en autoestima) y de la complejidad de estos. Normalmente no hay que hacer nada y no va a ser necesario iniciar ninguna medicación, basta hablar con el niño sobre los tics y normalizar la situación. Desde luego no hay que llamarles la atención cuando los realicen, dado que son involuntarios. Suelen molestar más al que los presencia que al propio niño. Se deben negligir, es decir, no hay que hacer caso ni fijarse en los tics que tiene el niño, y a veces da resultado el distraerles con algo. Se puede entrenar en realizar una respuesta competitiva que llegue a sustituir el tic y otras terapias cognitivo-conductuales (si quieren saber más pueden consultar de forma gratuit a Tics. Cuaderno para padres , de Ediciones Viguera). Como siempre, si el síntoma se consolida en el tiempo o aumenta su expresión hay que consultar con el neuropediatra. A veces los tics son muy raros y complejos, o se presentan como tormentas de tics (tics acumulados), y pueden provocar o provocarles malestar (dolor, aislamiento, disminución de la autoestima). En estos casos se puede considerar también un tratamiento farmacoló- gico, bien mantenido o de rescate para esas temporadas de agravamiento. Fármacos usados son la pimozida, risperidona, guanfacina, etc. Su neuropediatra elegirá uno en función de la situación y comorbilidades del niño. Cuando los tics se acompañan de episodios de ansiedad, descontrol de impulsos, ataques de ira, crisis obsesivas o de pánico, conductas compulsivas extrañas, o en las tormentas repentinas de tics, que repercuten en la calidad de vida de nuestro hijo. En estos casos pueden requerir de algún tratamiento más inmediato y agudo, con ansiolíticos, neurolépticos u otros fármacos específicos. En la base de este trastorno hay una alteración de neurotransmisores y los tratamientos farmacológicos ayudan a equilibrar la desregulación. • Les ayudarán las medidas de relajación. • Mantener sus rutinas, los hábitos y la estabilidad. • Evitar el uso abusivo de pantallas y de videojuegos competitivos o combativos, que enerven o frustren. Para conseguir esto, puede ser necesario llegar a acuerdos. • Mantener una buena higiene del sueño. • Realizar actividad física, bailar, cantar y reírse. • Planificar las actividades del día para disminuir la ansiedad • Compartir actividades con los padres y fomentar el diálogo con ellos. Los tics se consideran un trastorno de movimiento benigno, transitorio y de buen pronóstico en su evolución natural. En los casos de síndrome de Tourette, se recomienda hablar con los niños de los tics, normalizar la situación, ayudar y quitar presión, así como seguir las indicaciones de su neuropediatra o psiquiatra (principalmente si hay comorbilidad de este último tipo).
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