Patología Neurológica Infantil durante el confinamiento. Guía para familias

7 Una de las cosas que más puede asustar a unos padres es ver convulsionar a su hijo. Es importante conocer unas pautas básicas de actuación para que si esto ocurre sepamos cómo actuar. Por muy nerviosos que estemos, si tenemos claro cómo actuar, todo saldrá bien. También es importante saber cómo actuar ante una descompensación de las crisis o un cambio en su manifestación en un pa- ciente con epilepsia. La epilepsia es una enfermedad producida por una descarga brusca de actividad eléctrica de las neuronas, que son las células del cerebro. Según la zona del cerebro que se altere, así serán las crisis. En algunas de las crisis no se pierde la conciencia del todo, en otras no se produce ninguna actividad motora. No todas las crisis epilépticas son iguales y no todas tienen la misma gravedad. A veces es difícil identificarlas, pero para eso pueden ser útiles los vídeos caseros. Los niños con epilepsia no son más propensos a sufrir una infección por coronavirus ni a que esta sea más grave. Asimismo, con los datos disponibles actualmente, no parece que la infección por COVID-19 aumente mucho la probabilidad de descompensar la epilepsia de su hijo. De todas formas, no hay que olvidar que cualquier infección puede aumentar la frecuencia e intensidad de las crisis en algunas epilepsias. Lo más importante es intentar mantener la calma, porque no son necesarias excesivas maniobras (no hay que hacer el boca a boca ni dar un masaje cardiaco), como veremos a continuación. Los pasos que hay que seguir ante una crisis epiléptica son los siguientes: • Apartar todos los objetos que le puedan dañar. Aflojar la ropa y retirar todos los accesorios que le impidan respirar (bufandas, bolsos, mochila…). • Tumbarle de lado (mejor sobre el lado izquierdo), en posición de seguridad. • Colocar si es preciso algo debajo de la cabeza. • Nunca se debe meter nada en la boca. • Controlar el tiempo. • Pedir ayuda. • Cuando el paciente tiene epilepsia puede tener prescrita alguna medicación para cortar la crisis (diazepam rectal o midazo- lam bucal). Estas medicaciones se podrán administrar si, tras 2-3 minutos, no ha cedido la crisis. • Siempre que sea posible, sería recomendable grabar mediante teléfono móvil la crisis epiléptica, de cara a un correcto diag- nóstico y tratamiento. • Tras la primera crisis para evaluar al niño. • Si la crisis no cede pasados 5 minutos. • Si las crisis se repiten en poco tiempo. • Si el niño no se recupera bien y quedan síntomas (no recupera del todo la conciencia, parálisis de algún miembro, sigue adormilado, decaído o irritable…). Cuando un niño es diagnosticado de epilepsia, se le suele pautar una medicación para controlar las crisis. Sin embargo, a veces hay que hacer ajustes de la medicación o añadir nuevos fármacos cuando la evolución no es buena. Es importante reconocer saber qué cosas pueden descompensar una epilepsia para tratar de prevenir o corregir estos desencadenantes : • Los principales desencadenantes de crisis son la falta de sueño, el olvido de alguna dosis de la medicación y, en adolescentes y adultos, el alcohol. • Las infecciones, con o sin fiebre, también pueden desencadenar crisis. • Si su hijo presenta un vómito tras la toma de su medicación antiepiléptica, en general se recomienda que: 1) si el vómito se ha producido antes de 10 minutos, se repita la dosis; 2) si el vómito se ha producido a los 10-20 minutos, se administre de nuevo la mitad de la dosis. • Intente confirmar que el tratamiento se toma correctamente y asegúrese de su abastecimiento en la farmacia. Es importante contactar con el neuropediatra en los siguientes casos: • Aparición de crisis repetidas en un paciente controlado. • Persistencia de las crisis a pesar de haber iniciado un tratamiento. • Cambio en la forma de presentación de las crisis.

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