Patología Neurológica Infantil. Guía para profesores
101 La Sociedad Española de Neuropediatría (SENEP) redactó una serie de recomendaciones, estratificando el riesgo de infección por coronavirus en los niños con enfermedades neurológicas según tres grupos de pacientes: • Grupo de mayor riesgo: aquellos que por su enfermedad de base o por el tratamiento que reciben (inmunodepresión, insuficiencia respiratoria crónica, etc.), tienen mayor riesgo de presentar síntomas más graves. Las patologías más habituales que reúnen estos requisitos son: • Síndrome de West y epilepsia con punta onda continua durante el sueño. • Distrofia muscular de Duchenne. • Miastenias. • Vasculitis. • Encefalitis de origen autoinmune. • Atrofia muscular espinal y otras enfermedades neuromusculares con afectación bulbar, o musculatura respiratoria. • Pacientes con parálisis cerebral infantil (PCI) con formas de tetraparesia espástica. • Grupo de riesgo intermedio: aquellos en los que la infección por coronavirus, como lo haría cualquier otro microorganismo, puede agravar su estado neurológico basal. • Enfermedades mitocondriales o enfermedades metabólicas sensibles al estrés, como la enfermedad de sustancia blanca evanescente, etc. • Aquellos que, por su condición o trastorno, tengan menor garantía de seguir recomendaciones de protección individual y colectiva: • Pacientes con déficit cognitivo. • Trastornos del espectro autista (TEA). • Trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad (TDAH). Teniendo en cuenta el riesgo que presentan estos grupos, en los que el de mayor riesgo es el grupo 1 y el de menor riesgo el grupo 3, el manejo ha de ser similar: extremar medidas dirigidas a evitar el contagio o propagación por un lado (distanciamiento social con lavado de manos, mascarillas y en algún caso guantes) y por otro facilitar control de estas recomendaciones por los padres (facilitando teletrabajo, por ejemplo). La diferencia con el resto de población pediátrica es que en estos pacientes deben de extremarse el cumplimiento de estas recomendaciones. Además, en esta población de riesgo (especialmente en los grupos 1 y 2) y en sus familiares, deben de priorizarse, en caso de síntomas (aunque sean de baja sospecha de COVID-19), la realización de pruebas diagnósticas, dada su mayor vulnerabilidad a la infección por coronavirus y por la posibilidad de tratamiento de dicha infección si se confirma.
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