Patología Neurológica Infantil. Guía para profesores
25 ¿Qué estudios se hacen habitualmente a estos alumnos? ¿Para qué sirven? Desde el punto de vista del diagnóstico del síndrome TEA, el neuropediatra debe solicitar una evaluación del paciente. El diagnóstico de TEA es clínico y será realizado por personal especializado en la evaluación del comportamiento de sujetos con problemas de comunicación. Dicho diagnóstico puede ser apoyado por diversas pruebas, como el test Autism Diagnostic Observational Schedule 2 (ADOS-2) o entrevistas a los progenitores, como la Entrevista para el Diagnóstico del Autismo-Revisada (ADI-R), por poner dos ejemplos clásicos y útiles. A pesar de estas ayudas, el TEL es difícil de diferenciar del TEA en niños muy pequeños. Por ejemplo, a los 3 años es muy difícil determinar la cronicidad evolutiva de la capacidad comunicativa y su diferenciación con respecto a otros trastornos como el TEA puede ser muy difícil y a veces imposible. Para hacernos una idea: por regla general, a los 4 años ya se podría hablar de posible TEL, para confirmar el diagnóstico a los 5 años, donde el proceso de evaluación suele conllevar un diagnóstico firme. Por lo tanto, en muchos niños, la diferenciación entre un diagnóstico como el TEA y el TEL a edades como los 2 años lleva más veces a errores diagnósticos que a otra cosa. En general se debería informar sobre las evaluaciones realizadas a niños menores de 3 o 4 años, por lo general, de riesgos o posibilidades y no de diagnósticos. Sin embargo, a pesar de la dificultad diagnóstica, parece prudente realizar valoraciones a niños en edades tempranas, desde los dos a los cuatro años, si existen aparentes dificultades lingüístico-comunicativas. Desde el punto de vista médico, de cara al diagnóstico causal (etiológico), no-sindrómico, el protocolo debe incluir una exploración completa del niño. Como pruebas médicas complementarias se pueden solicitar un electroencefalograma que incluya sueño, una analítica con un despistaje metabólico básico. Las pruebas genéticas se solicitarán de forma progresiva y en función de resultados: CGH- arrays , X frágil y diversos tipos de secuenciación exómica o genómica. Finalmente, según la sospecha pueden hacer falta otras pruebas complementarias neurológicas (resonancia magnética cerebral y otras pruebas de neuroimagen o estudio metabólico minucioso, entre otras). ¿En qué consistirá su tratamiento? ¿Cómo puedo ayudar al alumno? Es importante programar un protocolo diagnóstico médico y sobre todo un tratamiento lo más precozmente posible. Divagar entre dos diagnósticos de manual poco diferenciables inicialmente como el TEA y el TEL no debe demorar el tratamiento, que en edades tempranas es, básicamente, el mismo. No son afortunadas las afirmaciones tan comunes como “Ya hablará, es muy pequeño”. El soporte del pediatra y el sistema educativo son trascendentes. Es posible el uso de medidas de cribado en Atención Primaria como el M-CHAT-R/F para identificar niños con riesgo. Sin embargo, no permite discriminar entre TEA y otros trastornos del neurodesarrollo por lo que será necesario remitir a estos niños a valoración por un especialista.
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