A modo de breve ensayo y mediante un compendio de relatos, el autor comparte sus experiencias personales y profesionales en un viaje que recorre sus últimos 20 años. Le acompañan en el camino otros cazadores, gestores de fincas, guardas, propietarios y nobles, políticos, científicos y compañeros de profesión con los que comparte algo más que una pasión, una forma de vida.

La caza que nos parió nos invita a ponernos las botas de montaña y a caminar junto a todos ellos por trochas y parajes salvajes, para ver, oler, tocar, escuchar y sentir de cerca una de las actividades más desconocidas y estereotipadas de Occidente.