En este libro Santiago Gómez Valverde utiliza la poesía para mostrar desde un punto de vista intimista y personal, sus sentimientos, su alma, sus ojos, todos aquellos estímulos que día a día componen su vida.
La luz guarda en sus manos un puñado de sombras como pájaros tristes dentro de una montaña Tañedor de belleza.
Quiero apagar la vida, y encendió Sobre su sien la luz de una pistola… Versos –casi negros-
Crítica de Francisco Peña, catedrático de lengua y literatura, de Alcalá de Henares, coordinador de la programación literaria “Poesía en el Corral”, en la ciudad de Alcalá de Henares:
"Hola Santiago: Gracias por ese esplénido libro de poesía. Una palabra fluida y preñada de todos los rincones del alma configuran los matices del tiempo y el paisaje. Los poemas breves me han parecido pinceladas de naturaleza viva. Enhorabuena. Hablamos en septiembre Un abrazo Paco Peña"
Crítica de José Luis Morante, poeta, crítico literario y profesor de Lengua y literatura:
Fue en el crepúsculo de los años ochenta cuando el madrileño Santiago Gómez Valverde (Leganés, 1957) inicia escritura con una ópera prima celebratoria, Canciones de tarde. Aquella amanecida tuvo continuidad en las entregas La densidad del tiempo, Amarte, Sombras paralelas, Inevitable mente, Sed de vida, Ruidos y nueces, Sombra a sombra y Fuga de ideas. Son títulos escalonados en los que siempre está presente la memoria afectiva, la indagación sobre la temporalidad y una voluntad de estilo que, desde un lenguaje poético, busca imágenes sorprendentes para construir un protagonista verbal cercano y abierto al diálogo con el lector.
El título de Sobre la piel del agua remite de inmediato al célebre epitafio escrito sobre la tumba de John Keats, en el cementerio protestante de Roma: “Aquí yace alguien cuyo nombre fue escrito en el agua”. El solemne dictum se inspira en un poema de Catulo y alude a la voluntad del sujeto de sobreponerse a la incertidumbre y buscar el sentido de sus actos en la razón y la serenidad.
De esa sensibilidad participa “Noches sin fondo”, comienzo de Sobre la piel del agua que aglutina casi cincuenta composiciones breves. En ellas el sujeto lírico se define mediante una amplia introspección que descubre recuerdos y contradicciones, los viajes interiores y el cansancio que dejan las preguntas que no tienen respuesta. No hay un único tema como eje organizativo sino que se van sumando los variados matices del devenir. Como si dejara ante los ojos del lector una selección de escenas, se reflejan las evocaciones en los espejos del pensamiento. Leemos en “Nieve”: “El hilo de la nada / su silencio desteje sobre las azoteas. / El corazón del frío / late migas ingrávidas / en las eternas sílabas de la palabra muerte. / Rezan mis labios plegarias de luz / en este cementerio inútil de palomas / dormidas en tus ojos. “
El haiku, desde hace años, forma parte de la tradición occidental y son muy pocos los autores contemporáneos que no han empleado su esquema métrico. Toda la segunda parte, que podría muy bien haber formado un volumen autónomo, se acoge a un epígrafe de Borges, “El contador de sílabas” y hace de las diecisiete sílabas y los tres versos un canon formal. La colección de haikus permite dilucidar la estética de este taller de autor con un variado muestrario de motivos. Encontramos haikus centrados en lo metaliterario y en la semántica de las palabras para captar la esencia del entorno y abundan también las instantáneas que alzan su leve vuelo en lo cotidiano, o los que reflejan perfiles de una emoción causada por el recuerdo de la amada o de la madre.
Creador polifacético, Santiago Gómez Valverde ha recorrido otras galerías como el guión teatral, ha compuesto numerosas canciones para intérpretes de la música española y ha coordinado diferentes proyectos que aglutinan música y poesía. En Sobre la piel del agua deja un nutrido catálogo poético de reflexiones. El ser es consecuencia de una raíz cuya savia acumula los signos de un paisaje interior hecho de estados emotivos que fusionan logros y carencias. Como escribiera Sartre: existir es la simple condición de estar ahí. Pero la sensibilidad del poeta no permanece estática, resignada a la liturgia del vacío; acumula sueños, intuye posibilidades, derrama sentimientos, llena el espacio y el tiempo con la sosegada melodía de las palabras.
Crítica de Juan Carlos Mestre, poeta:
"Queridísimo Santiago, largo el verano, pero intenso en la cercanía de tu poesía SOBRE LA PIEL DEL AGUA, tan querido para mí desde el inicio de su desembocadura, el agua de Keats en la fugacidad de las escrituras que como su ruiseñor no han nacido para morir. He leído Santiago tu libro desde un lugar, déjame que así te lo diga, distinto a otras veces, no se trata de cambio de cualidad, no, en absoluto, todo lo tuyo está afectado espiritualmente por e de la emotividad, pero en este libro, en la previa revelación a losh que lo cierran, hace su aparición otra intensidad de lo ausente, la presencia de la delicadeza relacionada con la pureza misma del origen poético, lo susurrado por la materia de lo amado desde sus partículas más elementales, el sabor del saber que saben las cosas del mundo. Me ha encantado su radical sencillez contra el estorbo retórico de tanta poesía actual, empezando por la mía por supuesto, y yo mismo aspiro a tener algún día esa claridad tuya para hacer más luminosa la luciérnaga que confundida en su luz con el agonizante imperio llega a ti desde las manos de Borges. Tan menores las mías pero están extendidas hacia el abrazo más cariñoso para ti. Mi enhorabuena y admiración, admirado poeta, tan buen y querido amigo. Tuyo, Mestre."
Crítica de Eloy Sánchez Rosillo, poeta y Profesor de Literatura de la Universidad de Murcia:
"Querido Santiago:
Ya he leído despacio tus dos últimos libros, que tan amablemente me enviaste dedicados y que tanto te agradezco. Me han encantado. Te lo digo con toda sinceridad. Me revelan a un auténtico poeta, sobre todo por el sentido del ritmo que hay en ti, por ese finísimo oído que tienes y que no se equivoca nunca. Tú sabes bien que el oído para la poesía y el oído para la música (que asimismo posees), aunque tengan que ver, son cosas distintas. Sin un oído que de manera natural combine las palabras de la poesía no hay poeta que valga. Otra de las virtudes más sobresalientes de tu poesía la encuentro en la imaginación verbal, en la “novedad” con la que hablas de las cosas de siempre, alejándote de los lugares comunes sin ese prurito de originalidad mal entendida que a tantos pretendidos poetas inutiliza. Es muy destacable también la melancolía contenida de tus ambientes, que denota a un enamorado de la vida, a alguien que por fortuna no tiene nada que ver con la desesperanza.
Te agradezco mucho la cita de unos versos míos que hay en Fuga de ideas.
Enhorabuena. Y a seguir trabajando, que merece la pena mucho.
El CD La palabra y el tiempo, precioso."
María de la Vega, poeta:
"Por eso, porque La luz guarda en sus manos/un puñado de sombras/como pájaros tristes/dentro de una montaña, los poemas de mi amigo dejan ese sabor agridulce, la belleza y la tristeza en contrapunto.
Termino el libro y vuelvo, fascinada, a su Poema Insomne:
Mientras tus ojos miren esa fotografía donde tus ojos miran en los míos la luna de ese cielo,aquella noche no acabará de irse.
Y vuelve como una herida pequeña e insistente ¿por qué me hiere? el comienzo de otro:
Este instante que, ahora, malvives y desgastas, ignorándolo, se ha sentado desnudo/sobre la mesa de tu corazón...
Triste lo que evoca su título y bella la forma en que lo hace. Porque esos versos Sobre la piel del agua/vive la transparencia del silencio,de los que elige el que da nombre a su libro, se iluminan dolorosamente en un poema que páginas más allá nos dice:
Con su pluma de agua, el río escribe el discurso del mar, que se disuelve ante las caracolas de unos ojos siderales y elípticos ... llorando transparencias, donde nada el pez tiempo la inexorable danza de la muerte."