Un detective vigila a un tipo que, en apariencia, no hace más que leer y escribir; una mujer pasa el velatorio de su padre en compañía de un ser callado y escurridizo y de una mosca; un hombre se despierta una mañana y descubre que en su casa han levantado una frontera; cierto día, el río trae el cadáver de una mujer muy hermosa a un pueblo olvidado… Historias que cabría situar del lado más onírico y surreal de la existencia, en ese punto de extrañeza donde la irracionalidad de lo cotidiano cobra carta de naturaleza, en el envés de la trama de la vida donde, a veces, las cosas que creemos más firmes se tambalean ante el vértigo de lo absurdo y la realidad, tan huidiza, adopta un orden diferente.
El lenguaje, el ritmo interno de las narraciones, la manera de definir a los personajes y de extraer todos sus matices a la tensión de las situaciones, su capacidad para la recreación de atmósferas inquietantes nos revelan a un escritor con unas dotes para la palabra poco comunes y sus historias, absorbentes y turbadoras, ágiles y contenidas, sorprenden al lector más avezado.
Pero hay mucho más. Porque con los 31 cuentos de este libro –divertidos unos, desgarradores otros- Francisco Mora nos propone una lúcida reflexión sobre los problemas que aquejan a nuestra sociedad, al hombre, en fin, perdido definitivamente en su laberinto.