La caza que nos parió

La caza que nos parió 15 En una de ellas podías encontrar los expositores de las Administra- ciones, que gestionan importantes reservas de caza, incluyendo a especies tan míticas como la cabra montés, el rebeco (sarrio), el ciervo e incluso el lobo 2 , especies que suscitan mucho interés entre los cazadores nacionales y extranjeros. En otra planta se encontraban todos los productos y comple- mentos que puedes imaginar relacionados con la caza: armas y óptica (es decir, visores, prismáticos y otras lentes), cuchillos y navajas, ropa y calza- do, zurrones y mochilas, así como todo lo que los perros de caza y otros animales “auxiliares” pueden necesitar. No faltaban tampoco, ya en otra planta, la artesanía cinegética, es decir, cualquier forma de arte que se re- fiere tanto a las especies de caza como a la caza en sí, destacando sobrema- nera la taxidermia y la exposición de trofeos de la Junta Nacional de Ho- mologación, a la que dediqué un buen rato. Y finalmente, lo que más impresionó fue recorrer el pabellón de los organizadores de caza, especial- mente los extranjeros, que ofrecen paquetes de viaje para irte de safari africano o, si eres más osado, adentrarte en remotos lugares de Norteamérica, Asia o Sudamérica para hacerte con alguna especie que habite los lugares más inhóspitos pero a su vez tremendamente bellos. A todos los cazadores nos gusta sentir los tiros, y varios expositores reproducían vídeos mostrando las cacerías del modo más realista, pero les confieso que algunos stands tenían el volumen tan alto que terminaba por ser desagradable. Por un momento, me imaginé en uno de aquellos safaris, o mejor aún, cazando en las Montañas Rocosas y siendo protagonista de alguna modalidad de caza ancestral, en la que hubiera que dormir al raso y “pis- tear” un animal en compañía de un guía de caza, de esos que salen en programas de televisión y que parecen salidos del siglo XVI. Comparado con mis días de caza con escopeta y perro en la Alcarria, no tenía por qué ser mejor, pero sí distinto… Al salir de aquella feria, entendí que la caza era un mundo mucho más complejo y diverso de lo que pensaba. Vamos, que no tenía ni pajolera idea de caza, aunque llevara saliendo al campo con mi padre desde los 8-9 años y hubiera leído literatura científica y divulgativa al respecto. Quizás me faltaba viajar un poco más, tanto dentro como fuera de la piel del toro, para comprender mejor de qué iba esto, para entender con 2  El lobo es especie protegida desde septiembre de 2021 y ya no puede cazarse (aunque sí controlarse).

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