La caza que nos parió 2ª edición

La caza que nos parió 19 iba esto, para entender con profundidad qué es realmente la caza y quiénes son los cazadores. Y, sobre todo, para saber por qué después de tantos miles de años seguimos cazando. Tal vez, la clave era conocer la caza como espectador y no como prota- gonista, algo que les sucede a muchos cazadores que se aferran a sus convicciones más internas y en ocasiones absurdas. La caza auténtica, legítima y sostenible es sin duda la que yo practico y además está en peligro de desaparecer  3 . En efecto, la caza es un mundo muy diverso y cuyas ci- fras no son nada insignificantes. Mis primeras pesquisas apun- taban que en aquellos años existían alrededor de 1 millón de cazadores en España y casi el 90% del territorio estaba (y está) declarado como “coto de caza”. Caza el rico, el pobre, el catalán y el extremeño, en el llano y en las cumbres, caza mayor y menor, con escopeta, rifle, arco, solo con perros; cazan hom- bres y algunas mujeres, jóvenes y mayores, por no decir viejos (porque la caza se está envejeciendo a marchas forzadas). Un mundo tan complejo quizás por los múltiples actores que in- tervienen, considerada por algunos como un deporte, pero para la mayoría como una “forma de vida”, que marca irreme- diablemente el destino de los que la practican. Un colectivo, el de los cazadores, supongo que distinto porque cazar implica en muchas ocasiones dar muerte a un animal. Claro, esto lo diferencia claramente de otras actividades lúdicas y deportivas, en las que lo único que se mata (salvo catástrofe) es el tiempo y el apetito. De forma consciente desde que terminé la carrera, allá por 2005, abracé la investigación para saciar toda mi curiosi- dad y orientar mi actividad profesional al mundo de la caza, 3 Nota: a lo largo de este ensayo, reproduciré textualmente fragmentos de conversaciones privadas y, por respeto a sus protagonistas, no siempre citaré a su autor.

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