CINE Y PEDIATRIA 4

cine y pediatría 4 177 Su primer gran éxito cinematográfico fue Mi querida señorita (1970), drama acerca de la transexualidad con un gran José Luis López Vázquez; su película El amor del capitán Brando (1974) lo vinculó a la corriente que la crítica denominó “tercera vía” (por situarse entre la cinematografía elitista y la producción meramente comercial); y ese bagaje previo le hizo llegar a nuestra película de hoy: El nido . El nido es una obra cautivadora, profunda y cargada de una escalofriante cotidianidad , con una fotografía espectacular encuadrada en los hermosos paisajes y cielos castellanos: rodada en Salamanca (Salamanca, Bosque de la Honfría, San Martín del Castañar y Sequeros) y Segovia (Hoces del Duratón y Sepúlveda). Y en donde se nos presenta la peculiar relación entre un hombre que entra en la senectud y una adolescente que amanece a la vida. Alejandro (Héctor Alterio), un antisocial director de orquesta, viudo, y que pasa su vida entre paseos a caballo, partidas de ajedrez con un tablero electrónico y discusiones filosóficas con su único amigo, el cura del pueblo (Luis Politti). Un día recibe un misterioso acertijo que rompe su rutinaria existencia y descubre que el emisor de estas adivinanzas es Goyita (Ana Torrent), una solitaria adolescente de 13 años, quien vive con una madre autoritaria (Amparo Baró) y un pusilánime padre, guardia civil destinado en el cuartel del pueblo (Ovidi Montllor). Alejandro se nos presenta como amante de la soledad, la música clásica, la ornitología y la buena mesa; Goyita como una niña inteligente, imaginativa y sensible. Entre ellos surge una amistad que llena soledades y se acerca a un amor sincero (y platónico), de tal modo que Goyita se convertirá en una persona imprescindible en la vida de Alejandro, como una especie de segunda oportunidad en la vida. Esta estrecha relación que se va forjando despertará las sospechas y habladurías de las personas del pueblo, especialmente las del sargento de la Guardia Civil (Agustín González) y de la profesora de la escuela (Patricia Adriani), quien siente una especie de celos por la derrota que ha sufrido a manos de su alumna. Partiendo de una propuesta que, a primera vista, puede parecer turbia, Armiñán elabora una historia poética de gran ternura, llena de simbología y metáforas , y con la que consigue dibujar un hábitat de sentimientos y situaciones en el que fácilmente podemos encontrar puntos de encuentro con situaciones de la vida real. El

RkJQdWJsaXNoZXIy MTAwMjkz