CINE Y PEDIATRIA 4
publicado: sábado 26 de octubre de 2013 206 Cine y Pediatría [198] corresponde a las partes de un feto visto por una ecografía obstétrica 3D. Una joven pareja recién casada está en el cénit de sus sueños y esperanzas. Angie ( Radha Mitchell ) está embarazada y, como ella, otras tres amigas van a tener un hijo por la misma época. Todas asisten a la preparación del parto, y somos partícipes de los ejercicios de Kegel. Angie colabora activamente en el parto precipitado de una amiga y las futuras mamás la eligen para que sea la futura madrina. En seguida una fiesta de cumpleaños del hijo de otra amiga y la fiesta repleta de niños y de risas… Y al volver a casa el marido de Angie le confiesa: “Soy feliz” . Y la espera tranquila de su primer hijo. Y la expresión del ginecólogo: “Todo está perfecto” . Y cuando le ve al nacer, sus primeras palabras al verlo: “Me he enamorado” . Y su nombre. Gabriel, nombre que en hebreo significa “la fuerza y el poder de Dios”. Y todo este inicio grabado como si de un vídeo familiar se tratara… para hacer más próximas las escenas. Y lo que una madre sabe cuando algo no va bien… ese sexto sentido que es la maternidad. Y así, todo este mundo idílico de Angie se torna en pesadilla cuando, al día siguiente del nacimiento de su primer hijo, este muere inexplicablemente. Y la información del doctor: “No sé qué más deciros. Su corazón se paró. Mueren más niños por muerte súbita que de cáncer, problemas cardiacos, neumonía, maltrato, sida, fibrosis quística y distrofia muscular juntos. Pero no se hace público. No sé qué más decir. Sé cómo os debéis sentir. Lo siento. Intento ayudaros. Os explico lo que sabemos” . Pero el dolor inexplicado y sin respuestas tiene peor cura en la pareja , como es el abandonar el hospital sin tu hijo deseado, al que has tenido en brazos. Y, en vez de ayudarlos a superar la tragedia, sus amigos los esquivan para evitar la incomodidad de enfrentarse a la pérdida de ese hijo (que podría haber sido el suyo). Sus amigas parecen evitarla, todas quieren mantenerla al margen de los felices momentos que viven. La sociedad, inflexible y eficaz, va aislando al elemento distorsionante, de un modo sutil, falsamente amable, que puede transformarse en abiertamente hostil si las circunstancias lo requieren. Sin sus amigos y con un matrimonio que comienza a desintegrarse a consecuencia del dolor mal dirigido, Angie tendrá que aprender a luchar con todo sola (también contra sí misma), comenzando un extraño y terrorífico viaje en busca de la normalidad.
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