CINE Y PEDIATRIA 4

publicado: sábado 2 de noviembre de 2013 212 Cine y Pediatría [199] a veces en un momento.  Y así transcurre el relato, con los avatares de aquel intercambio. Cuando Saleem precisa una transfusión a los diez años, aparecen las dudas de la familia con su grupo sanguíneo, y nos recuerda:  “Mi mala sangre convirtió el amor de mi padre en odio” . Por ello es exiliado con unos familiares a Pakistán:  “En el exilio descubrí el poder… También descubrí la soledad. Años sin amigos, excepto los hijos de la medianoche” . Y las palabras de Shiva:  “El mundo no son ideas, niño rico. El mundo son cosas. Si tienes cosas, tienes tiempo de soñar. Si no, peleas” .  Y más allá de la mitad del metraje, la matrona que intercambió a los niños (y cuya conciencia le hizo convertirse en aya de Saleem) confiesa su atrocidad, momento en que la madre de Saleem le dice al airado padre:  “El amor no nace, se hace” . Hijos de la medianoche  es  la historia de estos niños, pero también la de cuatro generaciones en India  (la de sus abuelos, sus padres, la suya propia y la de su hijo), lo que la convierte en un retrato completo de toda una época y una cultura, porque las vidas de estos niños se convertirán en esclavos de su contexto. Una película hipnótica a la que quizás le sobre metraje (148 minutos puede parecer excesivo) y la falta definición de algunos de sus personajes o cierta cohesión argumental, pero  hipnótica y mágica y con un mensaje claro al final: “Un niño y un país nacieron a medianoche, hace mucho tiempo. Se esperaban grandes cosas de ambos. La verdad ha sido menos gloriosa que el sueño. Pero hemos sobrevivido y seguido nuestro

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