CINE Y PEDIATRIA 4
cine y pediatría 4 219 y en cada uno de sus miembros el reflejo de uno mismo, que se encarga de recordar la maravillosa ficción que constituyen los puros instantes de cotidianeidad, del día a día. Los cinco capítulos que constituyen este mosaico familiar repasan cinco días decisivos en la familia Duval , cinco días repartidos a lo largo de 12 años que ahondan en las relaciones que se establecen, se rompen y restauran entre sus diferentes componentes, haciéndonos testigos de crisis de edad, tensiones paterno-filiales varias y hasta amores encontrados y amores perdidos. Cinco días que fueron el principio de sus vidas, en cinco capítulos consecutivos: • Albert, el hijo mayor de 25 años ( Pio Marmai ): el 24 de agosto de 1988 decide irse de casa buscando la independencia. Su independencia tendrá importantes consecuencias para él y para su familia: los hermanos lo ven como una oportunidad de ocupar su lugar, pero en donde la madre exclama: “¡Nuestra familia se está desmoronando!”. En este día se plasma el momento justo en el que todos los miembros de la familia tiene que replantearse el lugar que ocupan dentro del núcleo familiar. Y Albert necesitará algún tiempo para darse cuenta de que ha elegido el camino equivocado. • Fleur, la hija pequeña de 16 años ( Déborah François ): el 3 de diciembre de 1993, el día en el que decide… perder la inocencia. El día perfecto para perder la virginidad y recordarle a su madre que ya no es ninguna niña. Y, con ello, la guerra madre-hija no ha hecho más que empezar. Fleur muestra su rebeldía a través de su forma de vestir o de vestir su habitación, pero el problema surge cuando, en lugar de enfadarse, su madre decide imitar el comportamiento alocado de su hija. • Raphaël, el hijo mediano de 20 años ( Marc- André Grondin ): el 22 de junio de 1996, revive el día en que se enamoró y sus primeros desencantos amorosos, y lo hace con su abuelo alrededor de una copa de vino. “¿Sabes qué es la palabra procrastinación? Si sigues dejando para mañana no tendrás suficiente con el resto de tus días” , le dice la madre a Raphaël, quien no puede ni siquiera pronunciar la palabra procrastinar, pero es un
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