CINE Y PEDIATRIA 4

publicado: sábado 23 de noviembre de 2013 224 Cine y Pediatría [202] atolondrado , mano a mano con un verano de esos que te cambian radicalmente la vida. Porque, dentro del estereotipo de comedia con tintes dramáticos (“dramedia” para algunos), tiene encanto, con personajes descritos con ingenio y donde se pone el acento en el relato de una amistad entre un adolescente apocado y reñido con el mundo y un adulto que nunca dejó de ser niño. En la química sencilla y empática entre Liam James y Sam Rockwell radica buena parte de la esencia de esta película y en esas, sin querer, lecciones de cómo afrontar la vida y superar los malos momentos. El camino de vuelta  es una  película sencilla y deliciosa , que dibuja con precisión a sus personajes (principales y secundarios: no perderse a la vecina con apetencia por la bebida y a su hijo menor con un estrabismo memorable), controla bien sus golpes de humor y posee en su banda sonora perlas como “Alone” de la banda estadounidense Trampled By Turtles. Porque  El camino de vuelta  tiene algo de  Los descendientes  y de Pequeña Miss Sunshine , pero también de  Adventureland  (Greg Mottola, 2009) o de  Las ventajas de ser un marginado  (Stephen Chbosky, 2012 [Cine y Pediatría 197]), porque es de esos relatos que abofetean primero para dibujarnos aquella misma sonrisa idiota que aparecía al tomar consciencia de que debemos empezar a seguir nuestro propio camino. Recomendable porque, quizás,  El camino de vuelta  saque de nuestra memoria algún verano (o cualquier otra época del año)

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