CINE Y PEDIATRIA 4
publicado: sábado 23 de marzo de 2013 76 Cine y Pediatría [167] de suicidio o de maltrato infantil) para explicar un drama cotidiano, propio del primer mundo, donde los hijos que lo tienen todo enferman de soledad, de incomunicación, cuando no de mediocridad. Porque nuestra sociedad les da todo, pero no les orienta; y, por tanto, esta sociedad de la confusión produce un estado de insatisfacción permanente , también en nuestros adolescentes. Aunque tenemos una tendencia natural a sobrevalorar las actuaciones de los niños en las películas, lo cierto es que en esta película las actuaciones son sobresalientes. Sobre todo la de Dawn Winer ( Heather Matarazzo ), la protagonista, esa niña de 11 años tímida, la mediana de tres hermanos y que realiza sus estudios primarios en plena Nueva Jersey, poco agraciada (la miopía y la ortodoncia no ayudan mucho), profundamente anticarismática e impopular en su curso y que consigue transmitir fielmente al espectador el cúmulo de problemas que cruelmente asolan su existencia. Porque Bienvenidos a la casa de muñecas es una desnuda comedia urbana y un retrato sin concesiones que nos habla de cómo Dawn intenta en vano poner cara feliz y amistosa mientras se enfrenta al comienzo de una aparente larga pubertad, porque en ocasiones es odiada e insultada, a veces humillada y rara vez comprendida. Los personajes no tienen desperdicio y el director no tiene piedad con ellos al retratarlos: desde la protagonista, que sabiéndose fea e inadaptada, sueña con pertenecer al Club de Gente Especial, de los llamados ganadores del sueño americano; hasta su hermano Mark y su pasión por la tecnología como protección contra la timidez y las relaciones sociales. Un tema no tan secundario en la película es el acoso escolar y familiar , porque la película contiene suficientes escenas que ilustran a la perfección este hecho y sus consecuencias. Aún así, la reacción de Dawn resulta atípica: en vez de replegarse, adopta las conductas y referentes culturales de sus acosadores, contemplados a sus ojos como ideales de una vida feliz. En Bienvenidos a la casa de muñecas , Todd Solondz destripa el lado más oscuro del frikismo preadolescente (y se nota que el director americano fue también un friki, y lo sigue
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