CINE Y PEDIATRIA 5

cine y pediatría 5 161 decidida vocación conciliadora en su película El hijo del otro (2012). Y se fundamenta en un argumento incontestable por su fuerza dramática y que surge cuando dos familias estructuradas de Israel y Palestina viven con perplejidad como su sangre no es compatible con la de uno de sus hijos. Porque el intercambio no intencionado de dos hijos en la maternidad ya ha sido tratado recientemente en la película japonesa De tal padre, tal hijo (Hirokazu Kore-eda, 2013 [Cine y Pediatría 208]), pero aquí se añade un condimento más importante: que la historia ocurra en uno de los habituales puntos calientes del globo, y con el eterno problema entre judíos y palestinos de fondo. Dos hijos intercambiados y que, cuando avanzan por su adolescencia casi juvenil, se encuentran que su verdadera entidad genética está al otro lado del muro. Ese muro y esa alambrada interminable, como una cicatriz queloide en la mente de los palestinos y los israelíes. Joseph (Jules Sitruk) es un joven israelí que está a punto de empezar el servicio militar. Cuando va a entrar en las fuerzas armadas, descubre que fue intercambiado, al nacer y de forma accidental, con otro niño en la maternidad, debido a un bombardeo en Haifa durante la Guerra árabe- israelí: la precipitación al refugiarse en el sótano provoca el error en la asignación de los niños. Y es así como Joseph descubre que no es hijo biológico de sus padres, sino que ese hijo es Yacine (Mehdi Dehbi), el bebé de una familia palestina que vive en los territorios ocupados de Cisjordania. El mundo se derrumba alrededor de estas dos familias. El rechazo, la duda, la pérdida de identidad, los prejuicios de raza y religión se erigen como espinosa barrera en sus vidas, una barrera más dura que los muros y las alambradas que les separan desde hace décadas. Y todos (padres e hijos) deberán intentar superar lo que significa ser judío y haber sido criado como palestino, y ser palestino y haber sido educado como judío. Y esa superación solo será posible a través de la comprensión, la amistad y la reconciliación en una atmósfera dominada (históricamente) por el miedo y el odio, cuando las barreras religiosas y civiles pueden suponer un impedimento en el reencuentro. En esa reconciliación tienen un papel clave las dos madres, dos mujeres maravillosas que asumen su nueva circunstancia y también ayudan a sus maridos, quienes no pueden entender lo que les está pasando. Porque serán los padres

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