CINE Y PEDIATRIA 5
20 panorama en España no proporcionaba ayudas y, al ser bilingüe, decidí que mi siguiente obra tenía que intentar “pescar” el difícil éxito internacional. La película está terminada y se titula The healer (El curandero) . Cuenta la historia de un hombre que tiene el don de sanar y no lo sabe. Una vez más, una película para todos los públicos, con algo de magia y que te llenará el corazón. Escribo este prólogo subido en un avión con destino a Los Ángeles para enseñársela a la industria del cine y, confieso que estoy expectante, algo asustado pero optimista. Seguramente cuando leas estas palabras mías, la película habrá tenido su recompensa o su rechazo.
Frank Capra hacía cine para hacer el bien. Qué bello es vivir es un ejemplo perfecto. Su intención era hacer del mundo un lugar más plácido a través de sus historias. Esa es, también, mi humilde meta. Hace 15 años empecé a hacer voluntariado con niños enfermos de cáncer y eso cambió mi vida para siempre. Mi fundación, Aladina, acaba de cumplir diez años y a lo largo de esta década hemos ayudado a más de 10.000 niños y familias profundamente. Con Maktub recaudé fondos para cumplir un sueño: construir un centro pionero de trasplantes de médula ósea en el Hospital Niño Jesús. El Centro Maktub se inauguró en febrero de 2013 y desde entonces se han realizado en él 160 trasplantes de médula. ¡Todo esto con una película! Eso es el poder del cine. Dar esperanza y enseñar a los niños que todo es posible. Con The healer ayudaré a los campamentos para niños con enfermedades graves, fundados nada más y nada menos que por el actor Paul Newman. Otro hombre que usó su popularidad para crear una empresa de alimentos sanos que ha donado millones de dólares, y aún dona, para ayudar a estos niños enfermos. ¿Quién no recuerda su primer impacto emocional viendo una película? Delato mi edad con el mío: Bambi . La muerte de su madre en el incendio del bosque incrustó en mi corazón una pérdida como si fuese mía. A esa edad, comprendí que la vida era precaria, y que igual que Bambi, mi propia madre corría el riesgo de la suerte. Ese impacto emocional me abrió los ojos más que lo que me enseñaban en el colegio y fue un mensaje que yo me atribuí como personal. Era para mí. Si usamos el cine siendo conscientes de su poder, podemos ayudar y transformar a la juventud. Hay que enviar mensajes gentiles, desde el respeto, para brindar a mentes limpias la esperanza de un mundo mejor. Eso, es el maravilloso poder del cine. Espero que muchos cineastas sean conscientes del poder que tienen para hacer el bien, ya que sus ideas serán recibidas profundamente en los corazones de gente joven. Y algo así pretende este proyecto que hoy nos presenta Javier González de Dios, su quinto libro ya del proyecto Cine y Pediatría . Paco Arango Director de cine Presidente de Fundación Aladina
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