CINE Y PEDIATRIA 5

cine y pediatría 5 23 Para afrontar el problema de la verdad en las artes, y en el cine en particular, es preciso volver a la teoría de la mímesis. Según esta especie de “cosmovisión” estética, cabría establecer la distinción entre una materia y una forma del arte, lo que nos permitiría deducir al menos tres grandes acepciones posibles acerca de la verdad, entendiendo el arte como copia (mímesis) de la “realidad”. En efecto, si entendemos el arte como forma, y la realidad copiada como materia, la verdad, desde la teoría de la mímesis, tendría tres posibles interpretaciones: la más inmediata procedería de entender la verdad como adecuación de materia y forma, adecuación entre la copia y lo copiado, lo que Gustavo Bueno ha definido como adecuacionismo; la segunda opción consistiría en entender que la verdad está en la materia, por lo que el arte verdadero sería descriptivo, sometido a la realidad, como pretendía Lukàcs; esta es la opción que definimos como descripcionismo. En tercer lugar, estaría la opción que entiende que la verdad del arte está en la forma, independientemente de la materia copiada, renunciando a su vinculación con la realidad. Esta acepción que llamaremos teoreticismo, siguiendo la teoría del cierre categorial de Gustavo Bueno, es la que reduce la verdad a belleza y conforma la defensa de las artes como ajenas a su compromiso con la realidad. En ella el arte es pura forma, fruto de la imaginación, lo que aleja al arte de la verdad y, por lo tanto, del conocimiento. Ahora bien, si analizamos el cine desde la perspectiva de estas tres acepciones de verdad mimética, tendremos que reconocer que la verdad en el cine no es un predicado aplicable a toda película, sino solamente a un número muy limitado de ellas y, en rigor, a ninguna. Por una parte, tenemos aquellas películas que en su propia construcción hacen propósito de ceñirse a la narración de los hechos, como las películas históricas. En ellas el criterio de verdad por adecuación resulta apropiado, pero no servirá para aquellas películas que, como las de ciencia ficción, están construyéndose de modo ficticio. A este tipo de películas cabrá aplicarles la acepción teoreticista. Sin embargo, hay mucho cine que busca ceñirse a la realidad cotidiana y presente, cuyo valor de verdad no está tanto en la adecuación, como en su voluntad descriptiva de la vida cotidiana. El cinema verité , el neorrealismo, el cine documental, parecen aproximarse a la acepción de verdad descripcionista. Como quiera que es imposible una adecuación completa; y que no hay descripción sin copia, y que toda construcción artística y cinematográfica, por muy abstracta y ajena a la realidad que sea, siempre requiere someterse a la legalidad material envolvente si no quiere ser meramente un delirium incomprensible, es necesario reconocer que la ruta de la mímesis no puede conducirnos a una acepción del cine y de las artes como ciencias, puesto que no podemos hablar de la verdad

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