CINE Y PEDIATRIA 5

cine y pediatría 5 253 Comienza la película con una especie de prólogo en el que dos personajes se reencuentran después de más de cincuenta años: son dos de aquellos niños del internado (Pierre Morhange, ahora un prestigioso director de música, y Pépinot) a los que un educador un día les dio una oportunidad que cambiaría sus vidas. Y la película se transforma en un largo flashback lleno de sentimiento y sensibilidad, donde recordarán aquellos tiempos del internado, con una mirada llena de cariño al maestro Mathieu y a los tiempos del coro. Un comienzo y un desarrollo que nos transporta, sin duda, al comienzo y desarrollo de Cinema Paradiso , cuando Totó (no es casualidad que ambos papeles de recuerdo, tanto en Cinema Paradiso como en Los chicos del coro , los interprete Jacques Perrin) rememora a su amigo Alfredo el proyeccionista. Y en ambas míticas películas juega un papel estelar la música, en la película italiana con el gran Ennio Morricone y en esta película francesa con una banda sonora fascinante a cargo de Bruno Coulais, con canciones grabadas con los Petits Chanteurs de Saint Marc en Lyon . Una de las canciones, “Vois sur ton chemin”, logró estar nominada al Oscar (y que ese año iría a parar a Jorge Drexler por su canción “Al otro lado del río” de la película Diarios de motocicleta ). Quizás el enorme éxito de esta película haya que atribuirlo a una trilogía de hechos coincidentes: la música, el casting y el personaje del profesor Mathieu. Porque nuestra sociedad necesitaría muchos Mathieu, al igual que necesitaría muchos Atticus Finch de Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962 [Cine y Pediatría 40]), muchos profesores Keating de El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989) o muchos Forrest de Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994 [Cine y Pediatría 132]). Una película llena de valores para una época llena de valores como es la Navidad. Una película donde la música es puro sentimiento y los pensamientos del profesor Mathieu nos ofrecen reflexiones con esta carga de nostalgia: “Siento en sus miradas deseos de aire libre, de construir cabañas junto al cielo. El buen tiempo les pone tristes”. Que la música nos acompañe, desde la infancia a la vejez, y que nos dé alegría. Que nos eleve en Navidad y en cualquier día del año, porque “la música es una revelación mayor que toda la sabiduría y la filosofía” (Ludwig van Beethoven).

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