CINE Y PEDIATRIA 5
26 un papel definido en la conformación de los planes de acción que tanto pediatras como pacientes y familiares, pueden tomar en consideración. Al propio tiempo, los teoremas pediátricos, cuya discusión no cabe en este prólogo, tal vez los diagnósticos y los pronósticos, estarían proporcionando a la cinematografía el contexto material escénico en torno al cual cabe plantearse la reconstrucción de acciones finalistas involucradas en la infancia y delimitadas por la presencia no solo de las enfermedades, sino del conocimiento histórico de las mismas y de cómo han sido plantadas y afrontadas por la sociedad de cada época. Así pues, desembocamos, en este pequeño prólogo, en la tesis de que Cine y Pediatría definen dos ámbitos gnoseológicos diferentes, que confluyen en ciertos tramos suyos y por cuya confluencia podemos entender la dialéctica entre el contexto de descubrimiento y contexto de justificación en las ciencias de un modo dialéctico más complejo e interesante. Porque ahora el llamado contexto de justificación, el entramado de teoremas de la ciencia de la Pediatría, estaría conformando por así decir el propio contexto material de descubrimiento de los teoremas cinematográficos pediátricos: el entorno escénico que organiza una acción finalista; mientras que el cine abordaría y conformaría una parte del propio contexto de descubrimiento, material, de los teoremas pediátricos, en la medida en que analiza el contexto finalista y operacional que envuelve la práctica y la investigación pediátrica. Entendemos que este tipo de relaciones sería extensible a las que pudieran establecerse entre el cine y cualquiera otra ciencia. Solo nos queda felicitar al autor y solicitarle que siga realizando esta estimulante labor de discriminación en la producción cinematográfica, de aquellas películas cuya verosimilitud las hace dignas de ser incorporadas al contexto de descubrimiento de la Pediatría. Pablo Huerga Melcón Profesor de Filosofía en Secundaria Escritor
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