CINE Y PEDIATRIA 5
60 publicado: sábado 15 de febrero de 2014 Cine y Pediatría [214] de una alambrada y viste un traje de rayas que parece un pijama. Bruno y Shmuel se hacen amigos y comienzan a verse con regularidad, separados por la omnipresente alambrada. Bruno, de vez en cuando, le lleva comida y Shmuel le cuenta cómo es su vida actual al otro lado de la alambrada, de cómo era antes y de su familia. El niño con el pijama de raya s se convierte en un canto a la amistad y en un cuento moral , cuento que busca la perspectiva humana y poética que se esconde tras el horror. A medio camino entre la magia de La vida es bella (Roberto Beningni, 1997 [Cine y Pediatría 119]) y el horror de La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993) y que nos regala muchas escenas para el recuerdo, sutiles pero duras : los encuentros de Bruno y Shmuel a través de la alambrada, la del sirviente judío que cura una herida en la pierna de Bruno, las enseñanzas del maestro particular (y esa frase terrible: “Si encontraras un solo judío bueno, serías el mejor explorador del mundo” ); y, sin duda, su escena final con cientos de pijamas a rayas amontonados por delante de una puerta negra que insinúa todo el horror y ese grito desgarrador fuera de campo que se apaga tras el plano final con fundido en negro. El impacto emocional es que a Boyne y Herman les interesa la mirada de Bruno , ese niño explorador que quiere comprender lo que ocurre a su alrededor, pero no lo entiende. Lo interesante
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