CINE Y PEDIATRIA 6

102 publicado: sábado 18 de abril de 2015 Cine y Pediatría [275] sentía las manos de otras personas y copiaba sus movimientos. Pero al no poder expresarse ni entender, su frustración aumentó con la edad y sus ataques de ira empeoraban, haciendo complicada la convivencia familiar, una familia de nivel alto de la sociedad estadounidense. Esta situación hizo que la familia viera la necesidad de hacer algo, por lo que antes de cumplir siete años, la familia contrató a una tutora privada. Esta tutora fue Anna Sullivan, que había perdido la visión cuando tenía cinco años y fue abandonada en una casa de escasos recursos. Tuvo la suerte de ser acogida en el Colegio Perkins para Ciegos en Boston, donde, tras dos operaciones, recuperó parcialmente su visión. Allí se formó como educadora y el director de la escuela pensó que debía ser la persona adecuada para educar a Hellen Keller. El método educativo de Anna Sullivan es peculiar a nuestros ojos. Su primer paso fue comunicarse con Hellen venciendo su agresividad con fuerza y paciencia. El siguiente paso fue enseñarle el alfabeto manual. Como resultado de todo este trabajo, Hellen llegó a ser más civilizada y amable, pero el esfuerzo fue máximo: cabe rememorar la agotadora escena de maestra y alumna en el comedor, cuando se intenta que utilice los cubiertos en la mesa y doble su servilleta; métodos expeditivos y con esa frase final de Anna Sullivan: “El cuarto está destrozado, pero dobló su servilleta” .

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