CINE Y PEDIATRIA 6

110 publicado: sábado 25 de abril de 2015 Cine y Pediatría [276] Los sueños de esta pareja de amigos son muy diferentes y todas las mañanas se buscan, se reúnen y salen a buscarse la vida. Solo intentan conseguir un poco de dinero y están dispuestos a hacer lo que sea necesario para ello. Porque la miseria, la inestabilidad y el miedo son los referentes de Jota y Simón, los personajes principales de la película, y la falta de educación ronda en el mensaje. Porque ellos mantienen una relación de poder con sus parejas, originando un vínculo basado en el machismo y los celos, dentro de una sociedad rural donde perviven los roles de género de épocas pasadas. Ärtico parte de la admiración del director por el cine “quinqui” de los años ochenta , cuando en esa España de la postransición empezó a trascender la delincuencia juvenil y se convirtió en un gran problema social, además de crear un estilo cinematográfico. Es un homenaje a películas como Navajeros (Eloy de la Iglesia, 1980), Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981), El lute: camina o revienta (Vicente Aranda, 1987) o Yo, El Vaquilla (Juan Antonio de la Loma, 1987), entre otros. Y por supuesto, a Pirri, seudónimo del actor José Luis Fernández Eguía, su personaje favorito que solía interpretar a personajes marginales (principalmente en muchas películas de Eloy de la Iglesia) y cuya vida real no se separaba mucho de la de sus personajes. Pero en Ärtico se acerca a este ambiente con una dirección construida muy artesanalmente a base de belleza y de sencillez narrativa, con un sello muy personal de su director (y que casi le caracteriza) y en donde tampoco es difícil ver alguna similitud con la reciente Hermosa juventud (Jaime Rosales, 2014). Es así que caben dos propuestas estéticas dispares que señalan dos velocidades y dos maneras de encarar un horizonte baldío y sin futuro de los jóvenes: la estética de la prisa y la huida hacia delante de los años ochenta y la estética de la parálisis total actual. Y aquí en Ärtico dominan las elipsis y los silencios en lugar de los subrayados y los diálogos. El resultado es un largometraje poderoso, que no esquiva la actualidad (embarazos no deseados, el paro juvenil, la violencia contra las mujeres, las drogas) , pero que antes que documento pretende erigirse como bodegón de la España contemporánea, al menos de una pequeña parte. En Ärtico la imagen es predominante frente a la palabra. Y para algunos será un tostón, para otros una pequeña obra de arte. Para mí y para Mayte, mi mujer, un pequeño milagro: porque

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