CINE Y PEDIATRIA 6
Alejandra está sin su madre y casi sin su padre, sin amigos y sin dignidad a medida que transcurre la trama. No es de extrañar la conducta autodestructiva que se genera en ellos. Puede gustar o no, puede ser más o menos creíble, pero lo que no cabe duda es que, con ella, Michel Franco remueve la mente de los espectadores y se convierte en un equivalente al Todd Solondz que nos impactó con Bienvenidos a la casa de muñecas (1995 [Cine y Pediatría 167]). Sobran las palabras, sobra la música, resta el guión, la planificación de las escenas, el montaje y la frialdad técnica de Después de Lucía , un título con referencias a la vida de un padre y su hija tras la muerte de la matriarca de la familia. Y de aquí nos traslada a un drama de venganzas, un dibujo oscuro y de sufrimiento que explora la pérdida de la dimensión entre el bien y el mal . Es un retrato abrumadoramente duro que no permitirá al espectador permanecer impávido. Porque es de esas películas que se disfrutan mucho más después de vista que durante su proyección. Y Después de Lucía … resta el recuerdo del acoso y de la soledad. Y además resta el buen sabor del buen cine de México, un país con una filmografía poco conocida aún en Cine y Pediatría , donde ya recordamos hace años la película Abel (Diego Luna, 2010 [Cine y Pediatría 41]), y esperamos vivir más experiencias del séptimo arte de ese país tras conocer hoy mismo que ya es una realidad, que Cine y Pediatría viaja al Congreso de Pediatría en Monterrey. Título original: Después de Lucía Año: 2012 Duración: 103 min. Nacionalidad: México, Francia Género: Drama Director: Michel Franco
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