CINE Y PEDIATRIA 6

128 publicado: sábado 23 de mayo de 2015 Cine y Pediatría [280] Anne Gueguen (Arian Ascaride) se enfrenta este año a una complicada clase de adolescentes desmotivados, un crisol multirracial (blancos, negros, mestizos, mulatos, hispanos, asiáticos, indios…) y con representación de diferentes religiones (católicos, musulmanes, judíos…). Solo poner cierto orden al comienzo de la clase (fuera gorras, auriculares de música y móviles, evitar que se duerman o pinten las uñas en clase…) para mejorar la actitud y la atención resulta ya agotador al espectador. Pero ella obra poco menos que un milagro a estos adolescentes casi desahuciados por el entorno académico y social, planteándose simplemente el reto de participar en un concurso nacional sobre un tema especialmente tremendo y que nos adentra en la memoria histórica: el Concurso Nacional de la Resistencia y Deportación, bajo el título de “Los niños y adolescentes en el sistema de concentración nazi” . En este proceso, los alumnos no solo descubren el horror de la guerra en la infancia (ya reflejado tantas veces en la gran pantalla) y discuten la diferencia de concepto entre genocidio (por ejemplo, Ruanda o la Shoa, término hebreo que nos remite al holocausto nazi) y masacre (por ejemplo, Palestina), sino que recuperan la confianza en sí mismos y en sus capacidades. La transformación de los adolescentes es paradigmática , como son simbólicos los primeros planos de sus caras ante la declaración de León Zyguel (ese abuelo real que en su niñez fue deportado a Auschwitz y después a Buchenwald, y quien falleció poco después, a los 87 años de edad), con los ojos humedecidos y lágrimas resbalando por sus mejillas, así como el silencio respetuoso en la visita al museo memorial de las víctimas de los campos de concentración. Una transformación que implica conciencia y que hubiera sido imposible imaginar al inicio del curso, como hubiera sido difícil que se enfrentaran a la lectura de “El diario de Ana Frank” o “Une vie” de Simon Veil, pero las palabras de su profesora de historia les impactaron: “En la Segunda Guerra Mundial seis millones de europeos murieron porque eran judíos y 300.000 por ser gitanos” . Finalmente, los alumnos presentan al concurso un trabajo bajo el título “Je suis une exception”, del que la profesora no puedo menos que declarar: “Estoy muy orgullosa de vosotros” . Y la simbólica escena de los globos de colores subiendo al cielo, cada uno con el nombre de uno de aquellos niños y adolescentes de los campos de concentración (y que han conocido al profundizar en su historia) son la antesala de un final esperado. Y por esperado, no menos lleno de verdad y emotividad.

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