CINE Y PEDIATRIA 6
144 publicado: sábado 20 de junio de 2015 Cine y Pediatría [284] Porque son tres hijos peculiares, cada uno con rol: Lottie, la hija mayor, de diez años, quien no soporta la mentira y lo apunta todo en su diario, especialmente las contradicciones de sus padres; Mickey, el hijo mediano, de seis años, un pequeño friqui de la cultura vikinga y que tiene en Odín su héroe mitológico; y Jess, la hija pequeña, de cuatro años, una resalada niña que tiene como amigos a Eric y Norman (dos piedras con las que viaja) y que se provoca episodios de espasmos del sollozo pálidos cuando algo no le gusta. Y así, las que parecían ser una vacaciones para unir a la familia en el 75 cumpleaños del abuelo enfermo, sufre un peculiar giro tras una acción de los niños (en ocasiones más lúcidos que los adultos) y que hará que dejen de lado esas diferencias y se centren en luchar por lo que es realmente importante en sus vidas. Porque lo más llamativo del relato, aparte de comprobar la precocidad de los pequeños, que pueden pecar de una cierta excentricidad, es la sintonía perfecta que se establece entre abuelo y nietos, hasta el punto de que solo con ellos el anciano se encuentra a gusto en base a la sinceridad y a la ausencia de hipocresía que revelan. Abundan las frases para recordar del abuelo hacia sus nietos: “Me encuentro muy cabreado con esto de que voy a morirme” . “Necesito vivir más y pensar menos” . “Con el tiempo todos descubrimos lo que somos. Y el mundo tiene que aceptarlo”. “No deberíamos juzgar a nadie. Porque al final, nada de esas cosas importan” .
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