CINE Y PEDIATRIA 6
cine y pediatría 6 153 tetralogía autobiográfica no ordenada cronológicamente , integrada por “Vamos a calentar el sol” (1974), sobre su traslado a Natal, “Doidao” (1963), sobre su adolescencia; y “Las confesiones de fray Calabaza” (1966), sobre su vida adulta. Varias de sus obras fueron adaptadas al cine, teatro y series televisivas , pero especialmente se realizaron varias versiones de “Mi planta de naranja lima”, entre ellas tres telenovelas (en 1970, 1980 y 1998) y dos películas: en 1970, dirigida por Aurelio Teixas y en 2012, dirigida por Marcos Bernstein. Mi planta de naranja lima es la emocionante historia de un niño al que la vida hará adulto precozmente y centraremos nuestra atención en la última adaptación para la gran pantalla. Narra la historia de un niño brasileño, inteligente y sensible, de cinco años, llamado Zezé (Joao Guilherme Ávila), un niño que sueña con ser de mayor un poeta y llevar corbata de lazo, pero de momento en su casa es un niño travieso acosado por las reprimendas y malos tratos, en el colegio es un ángel con una imaginación desbordante que tiene encandilada a su maestra Cecilia Paim, y que sobrevive a esa vida de pobreza refugiándose en dos amigos: un arbolito de naranja lima cercano a su casa, al que apoda Minguinho y con quien comparte todos sus secretos y experiencias (y lo hace su amigo imaginario) y un anciano llamado Manuel Valadares, el Portugués (José de Abreu). Zezé, como todo niño pequeño, vive entre sus tres mundos principales: el de la familia, el del colegio y el de los amigos. Su familia, formada por un padre desempleado y agresivo, por una madre que trabaja en una fábrica y por cuatro hermanos, es un medio hostil (con la pobreza como telón de fondo) y solo su hermana Gloria lo defiende de los maltratos que recibe por parte de sus padres y demás hermanos. También está la abuela Dindinha y el tío Edmundo, quien siempre se refiere a Zezé como un niño precoz, pues aprendió a los cinco años a leer sin ayuda alguna y por tener una imaginación desbordante. Y en la calle juega con sus amigos, a quienes les gusta hacer el “murciélago”, que consiste en trepar en la parte trasera de un coche y pasear gratis por la ciudad. Manuel Valadares es un anciano huraño con el que acaba estableciendo una buena (y salvadora) amistad, casi paterno- filial, donde Zezé encuentra el padre que no tiene.
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