CINE Y PEDIATRIA 6

162 publicado: sábado 18 de julio de 2015 Cine y Pediatría [288] símbolos, dibujos y mímicas, ya que ninguno habla el idioma del otro. Y en su difícil adaptación sentimos con Ramón el olor del chile que encuentra en una tienda de alimentación, o el primer sorbo de tequila, o llegar a cocinar sus tacos… o la felicidad de poder escuchar la música latina de su México querido y lindo (pese a todo). El encuentro de estas dos personas solitarias culmina en la conversación que sostienen sin entender una palabra del otro, porque Ramón y Ruth comulgan no en el lenguaje de la palabra, sino de la emoción y del cariño: “Hoy mi espalda está peor que nunca. Si no me doliera… no te pediría ayuda otra vez. Aunque esto no es un contrato. Tú me ayudas… y yo te ayudo” . Y esa comunión puede surgir entre los seres humanos a pesar de un idioma, una cultura y una generación diferente , siempre que estemos dispuestos a abrirnos al otro, a dejar atrás el miedo y los prejuicios ante quienes son diferentes a nosotros. Esa es la diferencia entre abrir fronteras y crear fronteras , entre una visión amplia de la vida y el mundo y el rancio nacionalismo, un nacionalismo que perdura como una pesadilla en la mente de Ruht: “La guerra les quitó el habla a los que la recuerdan” . Porque en el fondo nadie somos mejores que nadie, sino que resta dar gracias si uno ha nacido en esa quinta parte del mundo que no tiene grandes penurias para vivir y no tiene que sobrevivir cada día como esas cuatro quintas parte de ciudadanos del mundo.

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