CINE Y PEDIATRIA 6

cine y pediatría 6 217 memoria y la gestión del recuerdo del horror. El resultado fue Hiroshima, mon amour , uno de los títulos fundacionales de la modernidad y, por lo tanto, uno de esos trabajos cuyos ecos siguen resonando sobre el cine contemporáneo. Y en el año 2014 los directores sirios Ossama Mohammed y Wiam Simav Berdixan nos regalan (o lanzan al rostro) la película documental Silvered water, Syria self portrait , y no es solo un guiño gratuito a la película previa que le sirvió de referente, porque este documental es tan incómodo como conmovedor sobre la situación actual de caos y horror en Siria. Para empezar, esta es una película a cuatro manos y dos voces: la del cineasta exiliado Ossama Mohammed que recopila, monta y ordena cronológicamente las imágenes que sus compatriotas han registrado con pequeñas cámaras y teléfonos móviles y han subido a YouTube, y la de la joven profesora de primaria y documentalista de urgencia Wiam Simav Berdixan , que registra sobre el terreno del sitio de Homs no solo la barbarie de la guerra civil, sino las afirmaciones vitales de sus pequeños alumnos, marcados por la condición de supervivientes desde el momento en que nacieron. Ossama y Wiam Simav se conocieron a través de internet, trabajaron juntos en la distancia y no se vieron en persona hasta el estreno parisino de la película, con esta ya terminada. Este es un trabajo al que, sin duda, le queda corto el lenguaje de una crítica de cine , porque es un documento fílmico molesto en ocasiones, tanto por lo que nos muestra como por cómo lo muestra, con el desorden, el caos y la mala técnica de grabaciones robadas. No resulta exagerado subrayar que, tal como opina muchos comentaristas, estamos ante algo que es mucho más que una película. El documental juega con una referencia conceptual a “Las mil y una noches” , porque no se trata de una acumulación de vídeos sino de “mil y una imágenes grabadas por mil y un sirios” , como refiere el propio director, con el valor añadido de que en la Siria en estado de guerra, una cámara de vídeo puede ser un pasaporte a la muerte. No es fácil ver Silvered water, Syria self portrait y su desfile de imágenes brutales, en las que se acumulan cadáveres de niños, brutales torturas y cuerpos destrozados. La película, lejos de explicar la guerra , lejos de ofrecernos respuestas y seguridades, como haría cualquier documental concienciado, nos enfrenta a un mundo de horrores y dolor sin ofrecernos más asideros que el testimonio de esa cineasta y su sempiterna voz en off y cómo entre el cine y la vida elige la vida: la que le

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