CINE Y PEDIATRIA 6

publicado: sábado 24 de octubre de 2015 226 Cine y Pediatría [302] Los chicos se consigue estrenar en la Semana de Cine Religioso y de Valores Humanos de Valladolid del citado año, donde es acogida con división de opiniones y genera una amplia polémica crítica. La crítica de la película era triple: política, moral y estética. Es decir, los detractores encontraban estos tres defectos al film: ser una obra disidente políticamente, una obra inmoral (o, en el mejor, de los casos amoral) y un largometraje estética y cinematográficamente nefasto. Los chicos es una de las películas más políticas del cine español , no porque en ellas se griten proclamas o consignas, sino porque supone un reto al espectador medio, que debe enfrentarse con una estructura narrativa que no entiende y con acontecimientos menores que muestran la miseria del día a día sin exagerarlas, pero sin edulcorarlas. Porque la película sitúa al público frente al hastío y al aburrimiento de aquellos jóvenes y, pese a las discrepancias entre su guionista, Leonardo Martín, y el dúo Ferreri-Azcona, lo cierto es que acertaron plenamente en la propuesta final. Porque el guión de Leonardo Martín expone la existencia cotidiana de cuatro jóvenes inmersos en el paisaje desolado de una ciudad inhóspita, árida y rota, un dibujo algo alejado de la corrosiva acidez de la simbiosis Marco Ferreri y Rafael Azcona. Incluso Ferreri tomó una decisión aún más insólita, y es la eliminación de los padres de los chicos, lo que hace que los jóvenes se vuelvan más desvalidos y pobres. Sus vidas parecen, en el film, más desangeladas que en el guión. Leonardo Martín presentó un guión complejo y extrañísimo para la época . Su propuesta carecía de final, pero no porque hubiese un final abierto, como se podría ver en algunas películas de la Nouvelle vague , sino por la ausencia completa del tercer acto (había introducción y nudo, pero no desenlace). En el texto de Martín se plantean varios conflictos y todos ellos quedan en suspenso: cuando debe comenzar la resolución de los mismos, el guión se acaba de forma abrupta. Algunos críticos del momento llegaron a comentar: “No empieza. No termina. No pasa nada en ella” … pero no es así, ni mucho menos. Y esa escena final desde el quiosco con una mirada cenital de las calles del barrio de Salamanca de Madrid es ya casi un icono. La obra de Leonardo Martín y Marco Ferreri muestra un realismo radical. Es arriesgada en su planteamiento político, social y estético. Sus personajes, desdibujados y sin objetivos claros, se encuentran situados en la vida cotidiana de la ciudad de Madrid de los finales de los cincuenta. En la película de Los chicos, los espectadores

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