CINE Y PEDIATRIA 6

cine y pediatría 6 79 Dolan es una extraña mezcla entre Sigmund Freud y Charles Bukowski llevada a la gran pantalla como el mejor John Cassavettes que recordamos. El largometraje arranca con una cita del escritor francés Guy de Maupassant, que dice: “Amamos a nuestras madres casi sin saberlo, y solo nos damos cuenta de lo arraigado que es ese amor en la separación última” . Y luego un monólogo del protagonista: “Yo no sé lo que pasó. Cuando era pequeño nos queríamos. Todavía la quiero. Puedo mirarla, decirle hola, estar a su lado. Pero… No puedo ser su hijo. Podría ser el hijo de cualquiera. Pero no el suyo” . De esta manera nos plantea, de una manera tan simple como eficaz, el punto de partida de un demoledor retrato de una turbulenta relación entre el adolescente de 16 años, Hubert Minel (Xavier Dolan) y su madre Chantale (Anne Dorval), un tour de force a dos de una familia de dos (los padres están separados y no tiene hermanos), con la aparición esporádica de personajes de su entorno. Hubert odia a su madre, pero no como todos los adolescentes odian un poco a sus madres, sino de un modo visceral e insoportable: no soporta su manera de comer, de vestir, de decorar la casa, de tratarle. Él es un adolescente un poco complicado e irascible, con una compleja vida interior que exterioriza en su vena artística y en su incipiente homosexualidad, que no muestra a su madre. El motor de la tensión interna de la pareja protagonista no es otro que el de la incomunicación social . Es una ópera prima arriesgada y valiente, pero que descansa sobre un buen guión con diálogos (o monólogos) muy verosímiles, honestos y brutales en algunos momentos , y un duelo actoral de gran tensión. Algunos de estos monólogos proceden de imágenes de primer plano de Hubert en blanco y negro, mientras se graba cámara en mano:

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